Popovich, de 71 años, el entrenador más veterano que hay en Orlando de los 22 que dirigen a los equipos de la NBA que van a reiniciar la temporada, admitió este sábado que en principio pensó en quedarse fuera, dada su edad, pero que decidió llegar a Orlando porque confiaba en las precauciones tomadas.
"Hablé con mucha gente, con el comisionado Adam Silver, y me di cuenta todo lo que había montado con su equipo", comentó Popovich. "Sinceramente, creo además de ser un soldado leal a la NBA que critico aquí y allá cuando creía que era necesario, que no sé en qué otro lugar estaría tan seguro como lo estamos ahora".
Aunque reconoció que las condiciones no son las típicas de lujo y máximas comodidades que disfrutan normalmente los jugadores millonarios de la NBA.
"No nos pueden malcriar aquí tanto como suelen hacerlo. Antes del COVID-19 estábamos bastante malcriados, en todo tipo de formas. Así que no estamos tan malcriados ahora, pero es bueno", admitió.
Popovich, que es el entrenador más veterano que hay en la NBA, consideró no unirse a los Spurs, pero fue médicamente autorizado y realizó su primer entrenamiento este sábado con total normalidad, aunque luego en la rueda de prensa no habló para nada del aspecto deportivo del equipo, pero si de la edad.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, las personas mayores de 65 años tienen un mayor riesgo de complicaciones por COVID-19.
A principios de junio, Silver había expresado que la liga podría tener que considerar opciones alternativas para entrenadores en edades más avanzadas.
Eso se encontró rápidamente con el rechazo, y los entrenadores como Popovich, Alvin Gentry (65) y Mike D'Antoni (69) ahora están en Orlando con sus respectivos equipos de los Spurs, Pelicans de Nueva Orleans y Rockets de Houston, participando plenamente.
"Desde un punto de vista intelectual y médico, tendría que decir que probablemente no, pero estoy más seguro aquí, si esta burbuja funciona, estoy más seguro aquí de lo que estaría en Texas. Seguro. Como ves lo que está pasando allí", comentó Popovich.
Sin embargo, el veterano entrenador, comprometido con la lucha por la justicia social, no hizo ninguna mención a las fuertes críticas que han surgido en torno al dispendio de pruebas del COVID-19 a los jugadores de la NBA, mientras que los ciudadanos, especialmente en estados como el de la Florida y Texas, con mayores casos de contagiados, tardan hasta 15 días en recibir los resultados de aquellos que se los hacen.
Las estrellas de la NBA llevan colocados un brazalete de alta tecnología que la liga dio a los jugadores, que se dice que "ayuda con la detección temprana de coronavirus, temperatura de la vía, frecuencia respiratoria y cardíaca".
Pero Popovich, que ha sido durante mucho tiempo una voz activa en la NBA con respecto a cuestiones culturales y políticas, si destacó que ve el reinicio de Orlando como parte de la responsabilidad de mantener el impulso en todo el mundo con respecto a la justicia social y el racismo.
Popovich comenzó a dar ejemplo al pasarse la mayor parte de la sesión de vídeo, de casi 30 minutos, dedicado a valorar, en plan de monólogo y por momentos embargado por la emoción, sobre lo que él entiende por la justicia social y el racismo.
Cuando se le preguntó, en concreto, sobre qué había aprendido en los últimos meses, Popovich dijo que siempre se consideró una persona bien educada e informada con respecto a la raza, pero que se sorprendió cuando investigó más, específicamente en lo que respecta a la comunidad negra.
Popovich antes de concluir subrayó que, tras los últimos descubrimientos, considera que a pesar de las series de factores y discusiones que ya han comenzado a darse también debería haber un enfoque renovado en las reparaciones sobre el racismo.
Luego, antes de acabar la charla, se dedicó a recomendar alguna lectura, sin que diese a conocer cuáles son los objetivos deportivos que su equipo busca lograr en Orlando y cómo llega preparado.