Nadal batió a Mónaco 6-4 y 6-1 para celebrar su primer trofeo en la arcilla de la capital argentina, un certamen que volvió a jugar diez años después de su única participación.
"Me hacía mucha ilusión ganar aquí. Objetivo cumplido", señaló Nadal tras su victoria en 86 minutos. "Estoy muy feliz por el cariño que me ha dado el torneo y la gente aquí. Me voy con una sensación inolvidable del torneo", añadió el español, que mañana recuperará el tercer lugar del ranking que había perdido a manos del británico Andy Murray.
Ante un Buenos Aires Lawn Tennis Club colmado con unos 6.000 espectadores, Nadal consiguió su primer título desde que en junio de 2014 ganara su noveno Roland Garros, un paso importante en su recuperación tras los problemas físicos que lo tuvieron a maltraer durante la segunda mitad del año pasado y el irregular inicio de 2015, con derrotas inesperadas en Doha, Australia y Río de Janeiro.
"Estoy muy feliz de haber dado otro paso adelante en la recuperación tras las lesiones que he tenido. Es un momento importante para mí, espero que sea el comienzo de un año con buen juego. Espero que esto me dé más tranquilidad y confianza", dijo Nadal. En los últimos meses, su seguidilla de lesiones incluyó problemas en la muñeca, una operación en el apéndice y un tratamiento con células madre en la espalda.
Con su victoria, Nadal celebró el trofeo número 65 de su carrera, ubicándose en el quinto lugar del ranking histórico y superando a leyendas como el sueco Bjorn Borg y el estadounidense Pete Sampras. "Es un honor esta comparación, 65 títulos son muchos, más de los que hubiera imaginado jamás", expresó Nadal.
El español alcanzó además los 46 títulos sobre arcilla, colocándose a tres del récord del argentino Guillermo Vilas, ídolo local, que siguió el encuentro desde la tribuna. La ATP había informado que Nadal igualaría esa marca de ganar el título, pero debió corregir hoy el error al constatar que Vilas posee en realidad 49 títulos sobre la superficie.
El triunfo, de todas formas, le permite a Nadal saldar una vieja deuda que tenía con el torneo porteño, al que había tenido que renunciar a último momento el año pasado por un virus estomacal. En su única participación, en 2005, Nadal había quedado eliminado en cuartos de final en un recordado partido ante el local Gastón Gaudio, encuentro que precedió la imparable irrupción del español en el circuito.
Mónaco, 60 del mundo, emergía hoy como un rival de exigencia para Nadal, más allá del historial favorable al español, que ahora lidera 6-1 los duelos personales. El argentino, de vuelta en su mejor nivel tras un mal comienzo de temporada, buscaba su segundo título en Buenos Aires tras el que ganó en 2007.
Pero Nadal lució, al igual que en el resto del torneo, un escalón por encima del nivel que mostró la semana pasada en Río, donde quedó sorpresivamente eliminado en semifinales.
"Vas a volver como siempre Rafa. Sos una bestia, pero una excelente persona. Felicidades", le dijo en la ceremonia de premiación Mónaco, quien pese a la derrota se mostró conforme con su gran semana.
"Esta semana volví a ser feliz en una cancha de tenis. Espero mantener estas sensaciones durante el año. Confíen en mí que voy a poner todo", afirmó el argentino.
Sólo la lluvia, que obligó a comenzar el partido con varias horas de retraso, puso algo de suspenso en el triunfo del español. Un diluvio obligó a postergar el comienzo del encuentro cuando ambos jugadores entraban en calor y luego, con el marcador 1-1, el partido volvió a ser interrumpido ante una llovizna que provocó algunos resbalones.
"Está llorando Buenos Aires porque te vas Rafa", le gritaron al español desde las tribunas. El público se vio obligado hoy a dividir su apoyo entre su jugador local y la gran estrella del certamen.
Nadal pareció sentir las constantes interrupciones y comenzó algo falto de ritmo ante un Mónaco que lucía sólido, con buena velocidad de pelota y muy intenso, como en toda la semana. Sin embargo, el español fue elevando su nivel y, tras un error de Mónaco con el revés en el octavo game, encaminó el primer set a su favor en 52 minutos.
Un rápido quiebre en el inicio del segundo volcó definitivamente el partido del lado del ex número uno del mundo, que administró la ventaja para llevarse la victoria ante la mirada de Vilas, Gaudio y David Nalbandian en los palcos.
Nadal afianzó así el dominio español en Buenos Aires, con siete títulos consecutivos, pero, sobre todas las cosas, se llevó una victoria que lo llena de confianza para volver a ser el Nadal de siempre. (DPA)