El alivio y el desahogo que trajo a la selección argentina la clasificación a semifinales por primera vez en 24 años, el primer gran objetivo que se había planteado, desató un clima de fiesta palpable aún hoy en el búnker ubicado en las afueras de Belo Horizonte.
El centro de atención, como siempre, fue el delantero Ezequiel Lavezzi, el primero en cortar el clima de atención al bromear por el mal paso que dio el sábado Sabella durante el partido, cuando casi se cae de espaldas al lamentar que un remate de Gonzalo Higuaín se estrelló en el travesaño belga. Las imágenes dieron la vuelta al mundo y convirtió al técnico en objeto de todo tipo de chanzas.
Tras la charla técnica, los jugadores caminaron hasta un costado para realizar ejercicios regenerativos tras el exigente partido del sábado ante Bélgica. Sin prestar atención a la prensa presente, charlaron, bromearon y se gritaron chanzas. Javier Mascherano, quien se había mostrado más serio en las últimas semanas, no ocultó hoy su felicidad, aunque todavía disfónico por sus gritos de festejo en Brasilia.
Messi caminó junto a sus compañeros, pero con la mirada en el horizonte, mordiéndose las uñas y ajeno al clima festivo. Se tiró en una colchoneta y se quedó junto a Gonzalo Higuaín observando la práctica de fútbol que hicieron los suplentes con los sparrings.
El delantero estrella de la selección y el Barcelona está muy cerca de su máximo sueño, su única gran asignatura pendiente, conquistar la Copa del Mundo.
Sabe que está ante una oportunidad quizás única, en su madurez futbolística a los 27 años y con grandes jugadores al lado que no parecen tener herederos de su mismo nivel en el semillero argentino. El desafío que tiene ahora por delante es Holanda, el miércoles en Sao Paulo.
A Messi le preocupa también la lesión de Ángel Di María, su socio en el gol en el Mundial, aunque descubrió también que Argentina puede jugar con un plantel inesperado, sin varios de sus nombres clásicos, y ganar con un buen nivel.
Una realidad que preocupó a quienes quedaron en el banquillo de suplentes, entre ellos Sergio Agüero, Fernando Gago y Marcos Rojo. Todos saben que Sabella no es muy propenso a realizar cambios cuando un equipo funciona, por lo que hoy decidieron convertir el picado de fútbol con los juveniles en un partido en serio bajo la atenta mirada del técnico. Se están jugando un lugar el miércoles en Sao Paulo. (DPA)