"Teniendo a Messi, todo es posible", celebró el seleccionador argentino, Alejandro Sabella, tras el partido en el estadio Mineirao de Belo Horizonte, aliviado por el gol en tiempo suplementario del crack que clavó un remate desde afuera del área.
"Messi estuvo muy marcado, como todos, porque Irán nos regalaba la pelota y nos esperaba en mitad de cancha. Pero tuvo perseverancia, paciencia y actitud para buscar la forma de desequilibrar a su manera. Tuvo tres ocasiones en el segundo tiempo: una rebotó en la defensa, otra pasó cerca del palo y la última no la atajaban ni dos arqueros", evaluó el técnico.
Sabella reconoció no obstante que la selección argentina tiene que "trabajar y mejorar" después de este partido "difícil" porque le costó poder vencer la defensa que planteó Irán, retraído en el fondo, y no pudo definir cuando tuvo llegadas claves al área.
"Las preocupaciones de ustedes son las mismas que tengo yo, todos queremos ganar. Manejamos la pelota, la posesión y el territorio en el primer tiempo, en el que tuvimos tres oportunidades. Después, Irán aprovechó nuestra desesperación y se pudo poner en ventaja de contragolpe, pero respondió muy bien (Sergio) Romero", analizó.
"Muchas veces nos hemos caracterizado por definir los partidos en el golpe por golpe, pero esta vez el golpe por golpe nos complicó", admitió Sabella, quien aseguró estar "en la búsqueda de conseguir el equilibrio". "Pero esto no es fácil", sostuvo.
Messi reveló que el planteo que hizo el técnico de Irán, el portugués Carlos Queiroz, generó impotencia en el plantel. "Estaba difícil, en ningún momento le podíamos encontrar la vuelta, entrarle, no te dejaban espacios". Por eso, su gol significó "un desahogo".
"Necesitábamos el gol para firmar la clasificación. No es lo mismo si hubiera salido 0-0 este partido porque se complicaba y después estabas obligado a ganar el tercer partido con Nigeria", el próximo miércoles, señaló la estrella de la selección argentina y el Barcelona.
Javier Mascherano, quien hoy jugó su partido número 100 con la camiseta argentina, también se sumó a la autocrítica: "En una competición como ésta, estás obligado a crecer y no quedarte con eso. Con esto no nos alcanza".
"En los dos partidos que hemos jugado hasta ahora no se ha visualizado la mejor versión de este equipo pero todavía podemos dar más. Lo importante también es ganar", evaluó por su parte el defensor Pablo Zabaleta, protagonista de la jugada polémica del partido.
Promediando la mitad del segundo tiempo, con 0-0 en el marcador, el argentino se lanzó al suelo para despejar un balón dentro del área y en la acción acabó en el suelo el iraní Masoud Schojaeiel. Los persas reclamaron penal.
"Dos personalidades marcaron la diferencia en el partido", dijo Queiroz. "Una fue Messi, que busca, busca y busca hasta que encuentra el camino del gol. Pero la otra fue el árbitro, porque no sancionó un claro penal a nuestro favor, y para un equipo como Irán estos pequeños detalles son claves".
El arquero argentino Sergio Romero fue figura destacada del partido, donde Messi salvó el frustrante desempeño albiceleste con un disparo a los 91 minutos que hundió en el arco iraní.
El conjunto de Sabella tuvo el dominio de la pelota gran parte del tiempo, pero le costó entrar y cuando lo hizo le faltó capacidad de ejecución ante un Irán que se valió de las infracciones para cortar jugada y de la debilidad de la defensa albiceleste para crear riesgo.
El crack del Barcelona pareció lejos de aquel que comenzó a asomar en el segundo tiempo ante Bosnia, pese a que esta vez Argentina contó con los "cuatro fantásticos" (él, Gonzalo Higuaín, Sergio Agüero y Ángel Di María) desde el inicio y con el sistema táctico que el capitán pidió a Sabella, el 4-3-3 ofensivo. Erró dos tiros libres y su primera gran jugada llegó a los 59 minutos, pero el remate salió desviado.
El sistema tan reclamado por los jugadores mostró falencias y dejó huecos en el mediocampo, con un equipo partido que se debió valer de individualidades para llegar al arco rival.
Queiroz acertó en su estrategia de encerrar a Messi, quien no encontró espacios.
La falta de juego sumió en el silencio a la numerosa hinchada argentina que tiñó de celeste y blanco al Mineirao colmado con más de 57,600 espectadores, entre ellos el legendario ex futbolista argentino Diego Maradona.
Pero el golazo de Messi hizo renacer al Mineirao, el mismo escenario donde hace cinco años Sabella ganó la Copa Libertadores de América con Estudiantes de La Plata y del que hoy Argentina se fue con el pasaje a octavos de final asegurado gracias a un chispazo final de Messi. (DPA)