Durante la actividad, el periodista Jesús Rodríguez Petlacalco destacó que las mujeres que habitan el albergue Casa Xochiquetzal, dedicado a personas de la tercera edad que dedicaron su vida al trabajo sexual en la zona de la Merced, dan cuenta del gran valor y de la dignidad que tienen quienes se inmiscuyen en esta actividad.
“El lector se puede regodear con historias de mujeres que son maestras en temas de dignidad y fortaleza, quienes nos comparten importantes valores sociales a través de su profesionalismo y su espíritu de lucha al enfrentarse diariamente a la vida”, expresó el comentarista del Patrimonio Cultural de los Barrios de la Ciudad de México.
Si un día se hiciera un programa educacional sobre valores, sin duda tendría que abordarse el caso de la Casa Xochiquetzal, porque se habita de mujeres que han llegado a una edad en la cual tienen todo para decirles a los jóvenes que la vida puede ser otra si se construye desde la perseverancia, dijo.
Recordó que el trabajo sexual se remonta a la época prehispánica, cuando las llamadas alegradoras eran destinadas a servir a personajes de la élite; “se trataba de una tarea exclusiva para personas especiales, tenía un significado importante para las antiguas civilizaciones”, anotó.
No obstante, expuso, después de la conquista, el sentido cambió y de ser una actividad pública se convirtió en algo que tenía que ocultarse y se comenzaron a crear zonas de tolerancia, como fue el caso de la calle República de Uruguay, ubicada en el Centro Histórico, que durante el siglo XVII era denominada “la calle de las arrepentidas”.
En su opinión, las mujeres dedicadas a esta actividad tienen un gran valor para la sociedad, a pesar de la historia en torno al trabajo sexual y los tabúes que se han creado.
En su oportunidad, la periodista Irma Gallo leyó un texto titulado “La mirada de igual”, el cual está dedicado a la fotógrafa Bénédicte y a la periodista Celia.
Reconoció la labor constante de las autoras al acompañar a las protagonistas en su vida cotidiana: “en sus alegrías y tristezas, sus celebraciones y velorios, sus citas con los médicos, y con aquellas que aún tenían o son aceptadas, las visitas a familiares”.
Fueron integrantes de un grupo de mujeres que nunca les cerró las puertas a la hora de bañarse, comer o trabajar, y sobre todo, que tenían una historia que contar.
“Ahora, al compartir sus historias, estas mujeres se han vuelto más libres, pues bien es cierto que la literatura es el pasaporte para entrar en la zona de la libertad”, manifestó.
Durante la presentación también estuvieron presentes las autoras, Bénédicte y Celia, quienes agradecieron la colaboración de las habitantes de la Casa Xochiquetzal.
Celia explicó que la publicación es producto de la pasión y el interés de rescatar los lugares que están bien hechos en México y las historias de vida a través de los ojos de “Las amorosa más bravas”.
“Éste es un homenaje a la vejez, a la solidaridad y a la dignidad humana, son valores que queremos transmitir a través de testimonios e imágenes; es un concepto que va más del morbo”, señaló.
Por su parte, Bénédict aseguró haber aprendido mucho de México a través de las mujeres del albergue. “Me hicieron más sensible, me enseñaron a defenderme, son mujeres antes que cualquier otra cosa, pasar mucho tiempo con ellas me ayudó a aprender a respetarlas”, refirió.