Sosa es responsable de que se instalaran en Paseo de la Reforma un conjunto de esculturas de próceres liberales, en lugar de deidades de la mitología griega como se pretendía.
Nacido el 2 de abril de 1848, en la ciudad de Campeche, cuando ésta formaba parte de Yucatán, cuentan sus biógrafos que en su niñez fue compañero de Justo Sierra Méndez y que desde muy joven vivió en la ciudad de Mérida, donde estudió latín, filosofía, y jurisprudencia.
A los 14 años publicó su primera composición poética y a los 18 editó su primer libro: Manual de Biografía Yucateca.
De acuerdo con datos biográficos difundidos por el portal "ecured.cu", Sosa, al igual que sus contemporáneos, fue atraído por los sucesos políticos que sacudían a México en la segunda mitad del siglo XIX y lo hicieron dedicarse a la política y al periodismo, como lo evidencia que se asociara con Ramón Aldana para fundar en 1864 la Revista de Mérida.
En esa revista publicó sus primeros trabajos como periodista, con artículos centrados en críticas al gobierno local, por lo que fue perseguido y encarcelado en la prisión de San Juan de Ulúa.
Hacia 1969 fue liberado y se mudó al barrio de Coyoacán en la Ciudad de México. Se sabe que durante su estancia en la capital colaboró en la revista “El Renacimiento”, con Ignacio Manuel Altamirano, y en periódicos del estado de Veracruz, de Argentina y de Perú.
Sus biógrafos resaltan su incursión política en el Partido Liberal y en 1873 fundó el periódico “El Radical”. En 1876, en una clara oposición a la reelección de Sebastián Lerdo de Tejada, apoyó la candidatura a la presidencia de José María Iglesias.
En el portal de la Academia Mexicana de la Lengua (AML) se tiene registro de su ingresó como miembro numerario de esa institución el 31 de marzo de 1892, ocupando la silla V.
A él se debe que la AML imprimiera la Antología de poetas mexicanos y la iniciativa de honrar con estatuas a quienes la tienen a lo largo del Paseo de la Reforma. De acuerdo con la crítica especializada, su obra como periodista es notable, así como la del poeta, pero fue más notable como biógrafo.
Durante el mandato del general Porfirio Díaz, colaboró en el Ministerio de Fomento y en 1909 fue nombrado director de la Biblioteca Nacional.
Ocupó diversos cargos políticos, como diputado federal y senador por el Estado de Guerrero, los cuales aprovechó para fomentar la publicación de obras científicas y literarias.
Entre sus grandes obras se encuentran “El episcopado mexicano” (1877), una recopilación de vidas y obras de los arzobispos de México, y “Biografías de mexicanos distinguidos” (1884), que contiene más de un centenar de breves biografías y semblanzas de personajes notables.
Además de “Manual de biografía yucateca” (1866), “Magdalena”, (leyenda, 1871), “El doctor cupido” (leyenda, 1873), “El monumento de Colón” (1877), “Apuntamiento para la historia del monumento de Cuauhtémoc” (1877), “Las estatuas de la Reforma” (1890) y “Escritores y poetas sudamericanos” (1900), entre muchas otras.