"No me podía ir sin verlo", dijo el papa sobre una de las anécdotas de su viaje a Grecia, después de que la noche del sábado se difundiera una fotografía que le retrataba mientras desde el interior del coche admiraba la Acrópolis en Atenas.
El pontífice lo reveló en la rueda de prensa en el vuelo de regreso de su viaje a Chipre y Grecia cuando los periodistas le regalaron una pequeña copia del Partenón. "Pedí que me llevaran allí, para al menos verlo de noche. No me podía ir sin verlo", confesó.