16 fotógrafos intentan capturar la complejidad del amor en una exposición en Nueva York

La pasión embriagadora de una nueva relación, el engaño, el amor narcisista, la violencia, la intimidad, la política, el sexo o la entrega más allá de la enfermedad y la muerte son algunos de los temas capturados en las fotografías de 16 artistas internacionales que se expondrán a partir del próximo viernes en el Centro Internacional de Fotografía de Nueva York (ICP).

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"Love Songs, Photography and Intimacy" (Canciones de amor: fotografía e intimidad) es el nombre de esta exposición pensada como una antigua "casete" en la que se recopilaban canciones para regalársela después a un amigo, a un familiar o a un amante, cuenta a EFE la comisaria de la exposición Sara Raza.

"Imaginé esta exposición como una forma de replantearnos las distintas formas de relación y lo que eso significa realmente ir más allá de la versión romántica de cómo concebimos el amor y la intimidad" dice.

La comisaria explica que también estaba interesada en los "distintos tipos de registro tanto global como local, digital o analógico".

Entre los trabajos, Raza destaca el del estadounidense Clifford Prince King, una de cuyas fotografías ilustra la cubierta del catálogo: dos hombres jóvenes se abrazan sentados entre la yerba de una pequeña loma en el campo.

Una fotografía llena de color, que juega con lo público, el amor LGTB, la privacidad, lo que se cuenta y lo que se esconde, el mundo urbanita y el espacio rural.

DE LA LUNA DE MIEL A LA ENFERMEDAD Y LUEGO LA MUERTE

También destaca las instantáneas del japonés Nobuyoshi Araki, del que se muestra una serie que se remonta a 1971 compuesta por fotografías de su luna de miel con su esposa Yoko Aoki. En la pared de enfrente, otra serie de 1989 y 1990 las instantáneas de Araki, documentan esta vez con su cámara la enfermedad y la muerte de Aoki.

El amor desgarrador, violento, de la fotógrafa estadounidense Nan Goldin también se ha ganado su espacio en esta exposición que se mostró por primera vez en la Maison Euopéenne de la Photographie (MEP) de París. Para esta muestra Raza ha incluido cinco nuevos artistas para dotarla de un acento más estadounidense y añadir una capa "más allá del amor romántico": más política, más internacional.

La mirada triste, desnuda, de Angel Zinovieff, pareja de la fotógrafa Collier Schorr, forma parte también de este amplio catálogo donde se mezclan trabajos que se remontan a los años 50 del pasado siglo con fotografías de los últimos años.

DOCUMENTANDO UN ENGAÑO

Es el caso de la franco-dominicana Karla Hiraldo Voleau, que en su obra "Another Love Story" (Otra historia de amor), de 2022, presenta un trabajo híbrido entre fotografía y relato, donde su propia experiencia se mezcla con la ficción.

A través de varios paneles, Hiraldo presenta fotografías de su año de relación romántica con su pareja: viajes, baños en la playa y la bañera, conversaciones en casa y en bares, momentos íntimos en la habitación. Imágenes que muestran una relación feliz, de Instagram, plena y llena de amor.

Sin embargo, entre cada grupo de fotos se intercala una conversación telefónica en la que la artista y otra chica descubren a la vez que comparten el mismo amante sin que ellas lo sepan.

"Es una historia de amor muy trágica: cómo descubrí que mi expareja tenía una vida con otra mujer" cuenta a EFE.

Su trabajo muestra fotografías reales, en las que no se ve el rostro de su "ex", con instantáneas que reproducen momentos reales, en las que quien aparece es un actor pagado por Hiraldo y no su antigua pareja, con la que convivió un año.

"Es una autoficción. Me encanta meterme en medio de lo que es la realidad y la ficción, borrar esa frontera entre lo que es real y no, porque, especialmente, en este proyecto, yo tampoco sabía" la diferencia, cuenta.

Como su trabajo y el resto de fotografías, como apunta la comisaria de la exposición, se busca atrapar el amor "que es complejo, elusivo, subjetivo, no se puede cuantificar, es químico y omite algunas frecuencias" como las canciones que no se incluyen en esas cintas que regalábamos quienes rebobinábamos las cintas con un bolígrafo Bic.