A pesar de que en lo que va de año, las ventas del sector del automóvil en Estados Unidos han aumentado un 10 por ciento con respecto al mismo periodo del 2009, Chrysler no ha podido mantener el ritmo.
En enero, sus ventas cayeron un 8 por ciento y en febrero ascendieron menos de un 1 por ciento. Pero en la sede del Grupo Chrysler, la situación no parece preocupar demasiado.
El secreto es que el tercer fabricante estadounidense de automóviles, que desde el verano del 2009 se encuentra bajo el control efectivo de la italiana Fiat, no está perdiendo dinero, al menos no al ritmo de los últimos años.
Chrysler ha adoptado una postura conservadora en todos los sentidos a la espera de que los cambios en dirección y producción que está implementando el nuevo consejero delegado, Sergio Marchionne, que también es el máximo responsable de Fiat, empiecen a ser visibles.
Por ejemplo, el fabricante se está concentrando casi exclusivamente en sus dos productos más rentables, las marcas Jeep (especializada en la producción de todoterrenos) y Ram (que fabrica camionetas).
Mientras tanto, Chrysler y Dodge están a la espera de los cambios ideados por Marchionne y prácticamente han desaparecido de las campañas publicitarias en Norteamérica lo que está permitiendo ahorrar significantes cantidades de dinero.
Pero quizás la muestra más dramática de la etapa conservadora que atraviesa el Grupo Chrysler se contempló durante el pasado Salón Internacional del Automóvil de Norteamérica celebrado a mediados de enero en Detroit.
Chrysler acudió sin anuncio de novedades ni ruedas de prensa ni los deslumbrantes espectáculos del pasado.
El directivo italiano-canadiense ya anticipó su estrategia el pasado mes de noviembre, cuando reveló sus planes industriales para Chrysler.
Entonces Marchionne sorprendió a más de uno cuando afirmó que el Grupo Chrysler había dejado de "quemar dinero" gracias a los sustanciales recortes de los costes fijos realizada durante la etapa de quiebra a mediados de 2009.
Sin quemar dinero, a pesar de las caídas de sus ventas, Chrysler puede esperar a reestructurar su casa y prepararse mejor para el futuro.
Marchionne repitió el mismo mensaje ayer durante una conversación con proveedores canadienses y estadounidenses, según señaló la publicación "Automotive News", en la que rechazó gastar más dinero en costosas promociones para vender más vehículos.
Especialmente porque pese a todo, Chrysler sigue estando en la parte alta de la tabla de gastos en incentivos. Según Edmunds.com, el Grupo Chrysler se gastó en febrero una media de 3 mil 388 dólares por automóvil en incentivos, ligeramente por detrás de General Motors y a mucha distancia de Toyota, Honda o Hyundai.
Pero la cifra fue muy inferior a la cifra récord de 5 mil 608 dólares que alcanzó en febrero de 2009.
Así que Chrysler no vende tanto pero tampoco gasta tanto.
Mientras, Marchionne prepara la progresiva presentación de los Chrysler de la era Fiat, automóviles producidos con plataformas europeas para el nuevo gusto estadounidense. El directivo planea 21 nuevos vehículos de aquí al 2014 y rentabilidad en el 2011.
Antes, a finales de este año, Marchionne reintroducirá en el mercado norteamericano la marca Fiat, tras más de 25 años de ausencia.
Para ello, la semana pasada nombró a Laura Soave, hasta ahora una de las directivas de Volkswagen en Estados Unidos, como responsable de Fiat en Norteamérica.
Uno de los principales objetivos de Soave es que la llegada a Estados Unidos del Fiat 500 a partir de diciembre sea un éxito.
Marchionne considera que los resultados del 500 pueden anticipar el futuro del Grupo Chrysler.
"Este auto auténticamente icónico es un ejemplo del estilo, tecnología y pasión italianos y ofrece algo más. El 500 anuncia una nueva visión del papel de la tecnología en la movilidad sostenible" dijo Marchionne al anunciar el nombramiento de Soave.Por Julio César Rivas