Los países de bajos ingresos consumen menos plástico, pero asumen un costo total de este material para el medioambiente, la salud y la economía diez veces superior al de los países más ricos, lo cual representa una inequidad estructural de la contaminación, según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
A menores ingresos más se paga por la contaminación plástica
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