Podría ser la nueva versión del "vestidito negro" que la moda del siglo XX impuso en el armario femenino como rey de los básicos, salvo que ahora parece convertirse en una suerte de armadura.
"Quería hacer una colección primitiva jugando con la idea de la revolución industrial. Hay una continuidad con lo que hicimos en la última colección, pero al mismo tiempo he buscado aportar algo nuevo y oscuro, que juegue con lo irracional, casi que moleste", dijo el director creativo de la firma, Jonathan Anderson, tras el desfile.
Sorprendió su forma de mezclar ropa y surrealismo: los vestidos esculpidos en cuero fueron evolucionado a minivestidos elásticos con forma de coche y los tacones se metían en la cintura rompiendo la silueta natural del cuerpo.
La intención de Anderson fue sobre todo jugar con la sensación de tacto y recrear prendas donde uno siente la imperiosa necesidad de tocar: cuero, tweed, punto, fibra impresa en 3D, seda o resina sirven para capturar objetos que quedan atrapados por la prenda.
Fue una colección particularmente oscura, cargada de negros, marrones y algunos toques de burdeos, verde botella, amarillo y un llamativo fucsia en un vestido de noche recto, donde unos labios recrearon la forma de un "bustier".
Anderson jugó también con la sexualidad y la duplicidad de tejidos como el látex, que convirtió en camisetas y vestidos segunda piel y que mezcló con lana de oveja transformada en extravagantes capas y abrigos.
El británico, de 37 años, ha buscado en los nueve años que lleva al frente de la firma española rascar en su herencia y recuperar los códigos que la convirtieron en uno de los referentes de la marroquinería internacional.
Ese amor por la artesanía y el cuero ha ido más allá de la mano de Anderson, para colarse en el podio de las firmas internacionales con más prestigio y, sin duda, una de las más sorprendentes y esperadas propuestas de cada Semana de la Moda de París.
SURREALISMO Y ARTESANÍA
En la colección otoño-invierno 2022/2023, ni siquiera la sastrería masculina es tradicional: una americana ancha y bien cortada se combina ahora con pantalones deformados por llevar en ellos un aro metálico que crea una forma alternativa.
El calzado también vive una evolución, como el bolso "Flamenco" que Anderson apuesta por convertir en una bota de trabajo, o el globo esculpido que se transforma en la plataforma de un zapato.
Esta surrealista idea del globo se vio además en camisetas y vestidos, como si reprodujera la forma del pecho en un corsé, y también ilustró vestidos elásticos de punto, ajustados al cuerpo y alargados hasta media pierna.
La idea de jugar con esculturas de objetos anodinos se vio en la colección primavera-verano de mujer el pasado mes de octubre, donde se convirtió esmaltes de uña y hasta un huevo en un tacón, pero también con las creaciones de su última línea de hombre, presentada en enero, donde una prenda ilustrada sobre otra daba lugar a un nuevo estampado gráfico.
Para el decorado de la pasarela, que se celebró el estadio Pierre de Coubertin, Loewe mostró unas calabazas gigantes de la artista británica Anthea Hamilton, a quien el creador admira por su capacidad de crear obras que "chirrían", contó Anderson, quien salió a saludar al público con un lazo azul y amarillo en su jersey, como muestra de solidaridad con Ucrania.
Al desfile asistieron actrices como Kiernan Shipka y, en representación de España, la modelo Eugenia Silva. Jaime de Marichalar estuvo acompañado de su hija Victoria Federica de Marichalar y Borbón, quien tras su éxito en redes se ha estrenado en esta Semana de la Moda como invitada de marcas internacionales.