El príncipe de Gales, de 71 años, tuvo que aislarse siete días en su residencia de Birkhall, en Escocia, tras dar positivo, pero sus síntomas fueron leves, según comentó anoche a la cadena "Sky News".
"En mi caso tuve bastante suerte (...) y puedo entender mucho lo que otras personas han pasado" con el coronavirus, subrayó el hijo mayor de la reina Isabel II, y expresó su solidaridad con todos aquellos que han perdido a seres queridos a causa del virus.
Para el heredero de la corona, esta crisis hace necesario que el mundo preste más atención a la naturaleza.
"Antes de esto, la naturaleza había sido empujada a las periferias, la explotamos y excavamos y cortamos todo como si no hubiera mañana, como si no importase", agregó el príncipe, gran defensor de la naturaleza ante la crisis climática.
"Cuanto más erosionamos el mundo natural -dijo-, más destruimos la biodiversidad, más nos exponemos a este tipo de peligro".
Según los últimos datos oficiales, la cifra de muertes por COVID-19 en el Reino Unido fue ayer de 359, hasta un total de 39,728 desde que comenzó la pandemia.