“En el segundo aniversario de Me Too, tuvo lugar el cuarto debate presidencial. Teníamos la oportunidad de escuchar a gente que dice que quiere liderar este país. Fue la cuarta vez que perdieron la oportunidad de dar su posición sobre la violencia sexual”, lamentó la activista estadounidense en un evento en New Brunswick (Nueva Jersey), donde fue homenajeada.
“Otros líderes de la guerra contra la violencia sexual y yo estábamos frustrados, ¿por qué? Este es uno de los grandes problemas de esta década, está constantemente en el ciclo de los medios hablándose de ello. Tenemos un presidente en la Casa Blanca que es un autoproclamado, autoproclamado depredador sexual”, enfatizó Burke ante un público familiar y diverso, que le respondió con aplausos.
La activista aseguró que se piensa en los “supervivientes” de violencia sexual, sobre todo en las mujeres, como una “pobre gente que ha sufrido, a la que hay que dar servicios y dejar ahí”, pero recordó que 12 millones de personas han utilizado la etiqueta “Me Too” en internet para alzar su voz, denunciar historias de abuso y contribuir a un cambio en la cultura.
“Y la mayoría están en este país: deben saber que esa gente oprimida somos contribuyentes, electores, líderes. Si quieren una posición de liderazgo en cualquier gobierno en este país, deben (…) no solo decir cuáles son sus políticas o qué tipo de legislación harán. Realmente tienen que posicionarse, porque necesitamos liderazgo moral”, defendió.
Burke recibió el premio “Being Brave” (Ser valiente) en un evento dedicado a “las mujeres que buscan seguridad y nuevas vidas” organizado por la corporación local Town Clock, que provee alojamiento asequible y permanente para víctimas de violencia por parte de sus “parejas íntimas” y busca que se replique su modelo, ya que solo hay 40 instalaciones de este tipo en Estados Unidos, según indican.
La activista dijo sentirse identificada con el esfuerzo de la organización y quiso apoyar su causa porque, sostuvo, “no es fácil levantarse cada día y hacer el trabajo constante de escuchar estas historias, apoyar a la gente, intentar recaudar dinero al mismo tiempo y a la vez tener una vida propia a la que no le afecte todo esto”.
“No hacemos esto para ser ricos”, bromeó Burke, quien valoró como crucial la movilización de las comunidades de base, “de la gente de la calle”, para sacar adelante ese proyecto y también el suyo, que estaba en marcha más de una década antes de que el movimiento Me Too se hiciera viral en octubre de 2017.
Con motivo del segundo aniversario de ese momento, Burke admitió que ha aprendido que poder es querer: “Yo tenía una pasión y unos sueños al principio, nunca vi esto como una posibilidad. Así que me limité a mi visión, y la mayor lección que he aprendido en estos dos últimos años es que puedo hacer esto porque quiero hacerlo”.
Asimismo, la activista, por la que expresaron admiración numerosos asistentes, recordó que el movimiento Me Too no es un “movimiento de mujeres”, sino de supervivientes de la violencia sexual, lo que incluye a gente que no se identifica como mujer, también a hombres y a otras identidades dentro de un amplio espectro.
El evento, que se celebró en un auditorio de la universidad de Rutgers, reunió a medio millar de personas y contó con actuaciones musicales, como la de cantante de góspel ganadora del Grammy Monique Walker, y un acto de solidaridad en el que un centenar de hombres se pusieron en pie “contra la violencia doméstica”, de acuerdo a la organización.
Noviembre 9, 2019
La fundadora del movimiento Me Too, Tarana Burke, se declaró este viernes “frustrada” por la ambigüedad de los potenciales candidatos a las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos respecto a la lucha contra la violencia sexual, por lo que ha lanzado un nuevo “hasthag”, #MeTooVoter, para presionar a los políticos y movilizar el voto de millones de aliados.
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