Akihito, de 88 años, recibió el diagnostico en el Hospital de la Universidad de Tokio este domingo tras someterse a un examen de corazón, aunque al tratarse de síntomas leves se descartó la hospitalización y "su situación está mejorando", según la misma fuente.
El emérito dejó de ser emperador de Japón el 30 de abril de 2019 debido a la preocupación por su avanzada edad y su deterioro de salud, y abdicó en favor de su hijo, Naruhito, que accedió al Trono del Crisantemo al día siguiente.
Akihito fue diagnosticado con una angina hace 10 años y se sometió a una operación coronaria de "bypass" y en 2003 a otra intervención quirúrgica por un cáncer de próstata.
En 2008 también sufrió una hemorragia estomacal, la misma enfermedad que en 1989 se cobró la vida a los 87 años de su padre, Hirohito, quien tras la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial en 1945 renunció al carácter divino que caracterizaba a su puesto.
Desde que cedió el trono, Akihito ha estado apartado de las actividades públicas, aunque ha aparecido en varias ocasiones junto a su hijo, el emperador Naruhito, por ejemplo, durante el tradicional saludo de Año Nuevo desde el balcón del palacio imperial celebrado en 2020, antes de suspenderse por la pandemia.