En su primera declaración pública en reacción a la muerte del embajador Christopher Stevens y tres funcionarios más del servicio exterior en la cuidad de Bengazi, el mandatario, advirtió igualmente que su gobierno irá detrás de los responsables del ataque.
“No se equivoquen: habrá justicia”, dijo un adusto Obama en su mensaje pronunciado esta mañana desde el jardín de las rosas en la Casa Blanca, acompañado por la secretaria de Estado, Hillary Clinton.
“No vacilaremos en nuestro compromiso para que se haga justicia por este terrible acto”, asentó.
El mandatario reiteró su enérgica condena por lo que calificó como “un atroz acto criminal” e hizo notar la paradoja de que Stevens haya perdido la vida en Bengazi, “una ciudad que él ayudó a salvar”.
El embajador Stevens fue uno de los primeros estadunidenses en hacer presencia en esa ciudad, que fue teatro de una de las batallas cruciales en la guerra insurgente que llevó a la caída del régimen de Muammar Gadafi en agosto del año pasado.
“Estamos trabajando con el gobierno de Libia para proteger a nuestros diplomáticos y también he instruido a mi administración a aumentar nuestra seguridad en nuestros puestos diplomáticos alrededor del mundo”, anunció.
Obama dejó en claro que este ataque, “no quebrantará los lazos entre Estados Unidos y Libia”, haciendo notar que fuerzas libias de seguridad repelieron a los atacantes tras el mortal atentado.
“Ciudadanos libios ayudaron a algunos de nuestros diplomáticos a encontrar refugio y llevaron el cuerpo del embajador Stevens a un hospital, donde trágicamente supimos que había muerto”, dijo.
Ese ataque junto con el asalto a la embajada estadunidense en El Cairo, Egipto, fueron motivados por el repudio en partes del mundo árabe de una película producida en Estados Unidos que denigra al profeta Mohammed.
Obama aludió de manera tersa este hecho, indicando que “rechazamos todos los esfuerzos para denigrar las creencias religiosas de otros”.
La película titulada “Inocencia de Musulmanes circulaba desde julio y sólo cobró notoriedad cuando fue traducido al árabe y distribuida a través del sitio de Internet de Youtube, según reportó The Wall Street Journal.
El filme fue creación del empresario inmobiliario judío-americano de California, Sam Bacile, quien dijo a medios de prensa que recaudó cinco millones de dólares para producir lo que calificó como una película “política”.