"No se pueden escatimar esfuerzos para acabar con estas formas de esclavitud que afectan a millones y ayudar a las víctimas a reconstruir sus vidas", dijo el presidente de la Asamblea General, Vuc Jeremic, durante un debate sobre tráfico humano en la ONU.
Desde el tráfico de personas con fines de explotación sexual y el reclutamiento de "niños soldado" hasta los casos de hombres y mujeres obligadas a trabajar en el servicio doméstico en condiciones de esclavitud.
Jeremic dijo que para acabar con el tráfico humano hace falta una acción coordinada de las fuerzas de seguridad, agentes fronterizos, inspectores de trabajo, jueces y fiscales, y personal diplomático de embajadas y consulados, y mayor sensibilidad hacia las víctimas.
La Asamblea General aprobó en 2010 un plan de acción global en contra del tráfico de personas que se ideó para que los países llevaran a cabo actuaciones concretas para prevenir el tráfico de personas, proteger a las víctimas y perseguir a los responsables.
Por su parte, el secretario general, Ban Ki-moon, hizo un nuevo llamamiento a los países para que sean "generosos" y aumenten sus contribuciones al fondo voluntario de Naciones Unidas destinado a prestar protección y ayuda a las víctimas del tráfico humano.
Ban destacó la necesidad de ratificar tratados como el Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, sobre todo mujeres y niños, firmado ya por 154 países, o la Convención contra la Delincuencia Organizada Transnacional, por 175.
"El tráfico de seres humanos es una cadena viciosa que une a víctimas con criminales. Debemos romper esa cadena con la fuerza de la solidaridad humana", añadió el diplomático surcoreano, quien insistió en la importancia de escuchar a las víctimas.
Según datos de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (UNODC), el tráfico de personas genera cada año beneficios de unos 32,000 millones de dólares para los responsables de las redes internacionales.
La trata con fines sexuales representa el 58 por ciento de los casos y para explotación laboral el 36 por ciento, mientras que en África y Asia se detectan más casos con fines de trabajo forzoso y los de explotación sexual son más frecuente en Europa y las Américas. (EFE)