El neurocirujano Carlos Castillo Rangel, del Hospital 1º de Octubre del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), afirmó que este es el primer caso de un tumor de ese tipo documentado en México, y se tiene conocimiento de que solo se han presentado 30 en todo el mundo.
En conferencia de prensa, explicó que con la cirugía de alto grado de complejidad, debido a la cantidad de terminales nerviosas involucradas que de tocarse habrían provocado secuelas irreversibles, se evitó en la paciente el riesgo de infarto al tallo cerebral.
“El tamaño del tumor era un poco más grande que una pelota de golf y estaba recargado sobre el tallo cerebral, haciendo un hueco en esa parte y fue empujando los nervios craneales. El tumor ocupaba 20 por ciento de la fosa posterior y del espacio que requiere el tallo cerebral (parte que une el cerebro y la médula espinal)”, explicó.
En la intervención, detalló el especialista, se utilizó un aspirador ultrasónico, el cual permite pulverizar el tumor con mínimo daño a estructuras finas.
El tumor que invadía siete áreas del sistema nervioso central le provocaba a la paciente dolor de cabeza intenso e incapacitante, mareos, pérdida de equilibrio, visión doble, problemas de audición, agotamiento crónico y parálisis facial.
También presentaba dificultades para respirar, comer y hablar, ya que el tumor, aunque benigno, ocasionó la contracción de la mitad de la lengua, lo cual se ha ido corrigiendo con la cirugía.
La paciente Norma Catalina Guijarro Chavarín relató que las molestias iniciaron en el año 2014, cuando acudió con un médico particular; sin embargo después comenzó a automedicarse para controlar los dolores de cabeza y mareos, hasta que en 2016 llegó a urgencias del Hospital 1º de Octubre.
“Por pensar, como todos, que un médico particular era mejor que el ISSSTE no acudí en cuanto empezaron las molestias, pero de no haber sido por ello no estaría aquí. Antes de las operaciones yo me quería morir por tanto vértigo, tanto dolor de cabeza”, indicó.
La mujer, madre de tres hijos, ingresó al hospital el 29 de abril de 2016 y para el 2 de mayo ya tenía un diagnóstico integral. Se le practicaron dos cirugías (13 y 20 de mayo) en las que participaron una docena de médicos y enfermeras.
Después de una semana de la segunda intervención fue dada de alta y lleva una vida casi normal, periódicamente tendrá que ser evaluada por los médicos para cuidar que el tumor de origen genético no regrese.
En su familia dos de sus hermanos tuvieron este tipo de tumor pero no recibieron atención oportuna y fallecieron.