En el estudio que realizaron los especialistas, sospecharon que la disparidad entre el efecto de la aspirina en las plaquetas en los estudios de laboratorio y los beneficios clínicos en la práctica podría deberse al enfoque de una dosis adecuada para todos adoptado en los ensayos y la práctica, con subdosificación a alto tamaño y exceso de dosificación a bajo tamaño corporal.
Los investigadores comentaron que la dosis baja estándar de aspirina (75-100mg diarios), que se usa ampliamente en el Reino Unido y Europa, sería insuficiente con un gran tamaño corporal, mientras que dosis más altas (325mg al día se usan ampliamente en Estados Unidos) sería excesiva a menor tamaño corporal.
El equipo dirigido por el profesor del Departamento de Neurociencias Clínicas Nuffield de Oxford, Peter Rothwell, estudió datos detallados de sus propios ensayos previos (con más de 130 mil participantes) y demostró que la dosis baja estándar de aspirina (75-100mg por día) solo era eficaz para prevenir ataques al corazón y accidentes cerebrovasculares en personas que pesan menos de 70 kg.
Lo anterior, sin beneficio en el 80 por ciento de los hombres y casi la mitad de las mujeres que pesan más de 70 kg; por el contrario, se indicó que las dosis más altas solo fueron efectivas con un peso superior a 70 kg y eran potencialmente dañinas a menor peso, de acuerdo con un comunicado de la institución.
Además de mostrar que la prevención de ataques cardíacos, derrames cerebrales y cáncer fue sustancialmente más efectiva con la dosis correcta de peso, la investigación también identificó algunos riesgos previamente desconocidos de la aspirina, particularmente cuando la dosis era excesiva para el peso.
Pues puede llegar a provocar un aumento de muertes súbitas en menor peso y un aumento en el riesgo a corto plazo de cáncer a un tamaño corporal más bajo en pacientes mayores de 70 años.
Rothwell explicó que los cientos de ensayos de aspirina en la prevención de eventos vasculares han probado un enfoque de una dosis adecuada para todos, pero parece que esta no es una estrategia muy efectiva, y a veces podría ser más daño que bien.
“Los ensayos futuros deben probar estrategias en las que la dosis de aspirina se adapte a las características del paciente individual”, apuntó.