Afirmó que la osteoartrosis también llamada osteoartritis, es un padecimiento que se produce por una lesión degenerativa del cartílago articular que al desgastarse progresivamente termina por limitar la función y generar un dolor intenso, debido a la fricción constante de los huesos que sostienen las estructuras óseas.
“La automedicación es básicamente el enemigo de los pacientes con osteoartritis al retrasar un diagnóstico preciso de la enfermedad que es crónica y progresiva y que en casos avanzados puede llevar al paciente a la invalidez”, explicó el experto del IMSS Jalisco.
Añadió que además ocasiona un posible sangrado y alteraciones renales y hepáticas por la ingesta excesiva de fármacos analgésicos y antiinflamatorios.
“La ingesta de medicamentos para paliar el dolor de articulaciones sin supervisión médica ocasiona en los pacientes con osteoartritis que lleguen a los servicios médicos de manera tardía, cuando incluso ya requerirán de ser intervenidos quirúrgicamente o de utilizar prótesis para piernas o cadera”, advirtió.
Refirió que la osteoartrosis es una enfermedad degenerativa del cartílago que recubre las articulaciones que lleva finalmente a la pérdida de la funcionalidad de las mismas, dejando al paciente incapacitado para realizar actividades tan básicas como caminar.
Gámez Nava indicó que al perderse progresivamente el cartílago, a la par se produce un crecimiento anómala del hueso en un intento por sustituir la función mecánica de la articulación, lo que da lugar a protuberancias y deformidades que son evidentes a la vista, incluso.
Es así que las rodillas deformadas, los espolones que aparecen en los talones o los “picos de oro” que se asoman en la columna son marcadores de la afección conocida como osteartrosis.
El dolor intenso en las articulaciones que únicamente mejora con el reposo y que suele intensificarse con el clima húmedo o frío, seguido por una rigidez muscular que dura algunos minutos, cuando existen periodos de inactividad física.
Asimismo, dijo, las crepitaciones mejor conocidos como “tronidos” o “chasquidos” de la articulación, constituyen otros de los síntomas típicos de la osteoartritis.
Refirió que a mayor edad, mayor prevalencia de este mal, mientras que en mayores de 25 años se estima que la incidencia de osteoartrosis puede ser de 2 a 10 por ciento, en población mayor de 60 años de edad se estima que afecta a una de cada tres personas.
Precisó que la osteoartrosis puede ser primaria, asociada a factores como predisposición genética, obesidad y exceso de carga en articulaciones por obesidad y sobrepeso o por levantar objetos muy pesados.
Abundó que puede ser secundaria, misma que se relaciona con otras enfermedades reumáticas como artritis y lupus, entre otras, e incluso a alteraciones endocrinológicas como el hipotiroidismo, así como la diabetes, a lesiones traumáticas o a alteraciones en la colágena.
Resaltó, sin embargo, que se ha notificado que si una persona tiene un familiar en primer grado con esta enfermedad, sus probabilidades de desarrollarlo en edad avanzada incrementan hasta en un 65 por ciento.
Sostuvo que si bien, el envejecimiento conlleva el desgaste natural de las estructuras anatómicas, el tener obesidad, malos hábitos para cargar y de esta manera dañar la columna o la espalda, además de otras causas, aceleran este proceso, por lo que no es raro encontrar personas jóvenes de 40 años con este diagnóstico.