El de Elba Esther Gordillo es un caso insólito en el sindicalismo, de aquí y de muchas partes del mundo, es por eso que esta mujer sexagenaria seduce por su siniestra personalidad lo mismo a sus aduladores que a sus más fervientes críticos. En materia de género es la mujer más poderosa de México.
Mi primer contacto con la Maestra se remonta a mediados de la década de los setenta cuando emprendía mis primeros pasos en el periodismo, Supe de ella por sus arrebatos. La Maestra era, entonces, una lideresa de una de las secciones sindicales de Nezahualcóyotl que se ganaba la vida como alfabetizadora por las mañanas y por las noches se encargaba del guardarropas en un hotel del Paseo de la Reforma, mientras su madre Estela Morales trabajaba –en ocasiones hasta dobles turnos– como afanadora en el Hospital General.
Llevaban una vida promiscua en una hacinada vecindad de Nezahualcóyotl a donde habían llegado procedentes de Comitán. Elba Esther Gordillo desde entonces figuraba como una aguerrida sindicalista que buscaba hacerse notar ante los principales mandos dirigentes y estaba dispuesta a llegar hasta lo más alto de su gremio, a cualquier precio, incluido, desde luego, la eliminación de sus enemigos, bajo la instrucción a sus achichincles de “encárgate de ellos”, como ocurrió con el asesinato, brutal e impune hasta ahora, del profesor Misael Núñez Acosta, que lideraba uno de los cuadros disidentes en el estado de México.
A comienzos de los setentas Elba Esther Gordillo comenzó a enrolarse con las mafias del magisterio, poco a poco como Don Carleone fue ganando su ascenso mediante una tosca pero eficaz mezcolanza de lo pintoresco, lo documental, lo violento y lo obsceno hasta llegar a la cima del poder en su sindicato al más puro estilo siciliano, aunque la Maestra no lleva en sus venas ni una gota de sangre de emigrantes italianos.
La pobreza en la que se debatió su infancia en un ambiente rural en Chiapas, la llevaron años después en su juventud a sobrevivir en uno de los barrios más pobres en Nezahuacóyotl donde hubo de hacer que conociera de cerca a esos «chicos listos» como los llamara el gran cineasta Martín Scorsese; es decir, los jóvenes fascinados por la mafia que ya desde entonces se convertían en soldados de las siniestras organizaciones al servicio del crimen organizado. Ante ese mundo la Maestra vio en el magisterio la forma de alcanzar un escalón hacia el paraíso, así se enroló en las filas de la mafia del magisterio y tardaría acaso un poco más de una década para hacerse del control del sindicato para imponerse –con la complicidad del poder político– como la nueva representante de la versión mexicana de la cosa nostra.
Elba Esther tuvo dos maestros: Carlos Jonguitud Barrios y el presidente Carlos Salinas de Gortari, es aunque ahora reniegue hechura de ambos personajes.
En abril de 1989 cuando Salinas llevaba seis meses ejerciendo el poder decidió reemplazar a Jonguitud de su cacicazgo al frente del magisterio. Salinas la impuso al frente del SNTE. Desde entonces la Maestra ha logrado mantenerse en la dirigencia del sindicato de maestros. Han corrido ríos de sangre, más de medio millar de asesinatos de maestros y la impunidad sigue siendo el sello de la casa.
Su ambición desmedida de poder la llevó a confrontarse con los principales líderes del PRI, partido en el que militó toda su vida, hasta su expulsión de las filas priistas en el gobierno de Vicente Fox con quien tejió oscuras alianzas, lo mismo que con el presidente Felipe Calderón quien la apoyó políticamente para su formar su partido Nueva Alianza.
La Maestra es una superviviente del viejo régimen, de la mano del PRI comenzó a escribir su historia negra y como la mayoría de los líderes sindicales se hizo inmensamente rica, dejando atrás aquella historia de pobreza para vivir en una atmósfera de un lujo desafiante, como una prueba de cómo el PRI ha garantizado a sus jefes de que practicar las reglas políticas de control representa una guía de superación personal: la casi campesina de Chiapas, la paupérrima pionera de ciudad Nezahualcótl, reina hoy sobre los destinos de la educación, y sobre todo, los destinos del país.
Ha sido reelecta una vez más como la “líder moral” del magisterio, a la cual los políticos saludan con reverencia, gracias a malas maniobras sindicales y a innumerables casos de corrupción.
Son innumerables los expedientes en su contra que se encuentran archivados en los tribunales judiciales, en buena medida por instrucciones presidenciales.
Algunos casos se encuentran bastante documentados, como el asesinato del profesor Misael Núñez Acosta, en el que se le señala como la autora intelectual. La acecha la culpa de ese crimen. Ella muy bien lo sabe. Tal vez si el presidente electo Enrique Peña Nieto se propusiera acabar con su cacicazgo comenzaría por revisar ese expediente y entonces sopesar la posibilidad de reabrir una investigación.
Hay quienes apuestan a que sus días pudieran estar contados, como ocurrió con en su momento con Jonguitud Barrios, su antecesor. Y uno de sus guías.
Mientras tanto en el Congreso del SNTE en Cancún la Maestra ha sido una vez más reelecta ahora como “presidenta del Consejo General Sindical para el Fortalecimiento de la Educación Pública para el periodo 2012-2018”.
Como un acto de “gratitud” en su primer discurso de reelección les anunció a los maestros que dentro de dos años, es decir en 2014, el gremio contará con el Centro de Innovación y Conocimiento del SNTE en las instalaciones ubicadas en Santa Fe, uno de las zonas de más alta plusvalía en poniente del Distrito Federal, en un lugar conocido como Portal del Sol.
En este lugar, la Maestra piensa abrir una “escuela de líderes magisteriales”. Este proyecto contempla la construcción de una biblioteca, un teatro, un hotel y la cereza en el pastel una “universidad sindical”, pues como dijo Elba Ester “ya es hora” de formar a los docentes para los cuadros del gremio, porque “ser dirigente no sólo es ser carismático, sino que implica ser más profesionales”.
Según la Maestra esta “universidad sindical” va a ser el cerebro del SNTE.
Seguramente Elba Esther Gordillo será la rectora de este “proyecto universitario” donde sus alumnos recibirán lecciones de los sótanos del poder, de donde ella emergió para perpetuarse como la “guía moral” del magisterio.