Fink, que dirige el mayor fondo de inversión del mundo, se refirió a la turbulenta situación de la banca estadounidense en su carta anual a los inversores y dejó claro que se abre un periodo de fuerte incertidumbre en el que se desconoce cómo de generalizado puede ser el daño.
"Todavía no sabemos si las consecuencias del dinero fácil y los cambios regulatorios se propagarán por todo el sector bancario regional de EE.UU. con más intervenciones y cierres por delante", señaló.
El jefe de BlacRock consideró que la respuesta de los reguladores ha sido hasta ahora rápida y que sus acciones decididas han ayudado a frenar los riesgos de contagio, pero avisó que "los mercados siguen nerviosos".
Fink opinó que la situación actual es resultado de las políticas de bajos tipos que se han visto durante años y que, apuntó, han derivado en una fuerte subida de la inflación y han obligado a la Reserva Federal (Fed) a elevar rápidamente el precio del dinero.
"Este es un precio que ya estamos pagando por años de dinero fácil y fue la primera ficha del dominó en caer", señaló.
"¿Serán los desajustes de activos y pasivos la segunda ficha de dominó en caer?", se preguntó Fink, que recordó que anteriores ciclos de ajuste monetario ya llevaron al desplome a entidades financieras, ya fuese con rápidos derrumbes o con crisis más lentas que se prolongaron durante años.
El fundador de BlackRock no descartó la posibilidad de que se vean problemas de liquidez, dado que todos estos años de bajos tipos de interés llevaron a algunos gestores a aumentar sus compromisos con inversiones líquidas, intercambiando menor liquidez por mayores rendimientos".
Además, consideró inevitable que algunos bancos se vean obligados ahora a reducir el crédito para estabilizar sus cuentas y señaló como probable que se establezcan unos estándares de capital más estrictos para las entidades bancarias.
En cuanto a la política monetaria, Fink predijo que la Fed continuará centrada en la inflación y seguirá subiendo los tipos.
"Aunque el sistema financiero es claramente más sólido que en 2008, las herramientas monetarias y fiscales a disposición de los legisladores y reguladores para gestionar la actual crisis son limitadas, especialmente con un Gobierno de Estados Unidos dividido", advirtió.