Aunque Irene se debilitó ligeramente esta madrugada a categoría dos, con vientos máximos sostenidos de 175 kilómetros por hora, los estados de Maryland y Virginia mantuvieron la declaratoria de estado de emergencia y continuaron los desalojos en las zonas bajas.
El Servicio Meteorológico elevó la “alerta” de tormenta tropical a la de “advertencia” y la hizo extensiva a una mayor porción de la zona oriental del país, desde las Carolinas hasta Nueva Jersey.
“Estamos preparándonos para lo peor, aunque esperamos lo mejor”, señaló la gobernadora de Carolina del Norte, Beverly Perdue, quien activó a elementos de la Guardia Nacional y personal de la Cruz Roja.
Irene podría golpear el área metropolitana de Washington, Virginia y Maryland la tarde del sábado luego de atravesar Carolina del Norte, donde continúa la evacuación de más de 200,000 personas, una cifra que podría aumentar en las próximas horas.
La inauguración del nuevo monumento a Martin Luther King en esta capital, encabezada por el presidente Barack Obama, fue suspendida y podría realizarse hasta septiembre próximo, a raíz de las fuertes lluvias que se anticipan el fin de semana.
Autoridades escolares de Maryland siguen de cerca la tormenta para decidir si suspenden el inicio del ciclo escolar el lunes, ante la posibilidad de inundaciones.
En Nueva York, el alcalde Michael Bloomberg decidió desalojar a residentes de casas de retiro y hospitales cercanos a la costa, y advirtió de posibles evacuaciones obligatorias en zonas bajas, dependiendo del pronóstico actualizado del curso de Irene.
Meteorólogos estimaron que las zonas bajas de Manhattan podrían resentir inundaciones de un metro de altura si Irene golpea la zona como categoría dos, un escenario similar a una tormenta que golpeó la ciudad en 1938 causando daños masivos.
Autoridades esperan dilaciones tanto en los aeropuertos de la costa este, así como en el servicio ferroviario.
En este marco, la administración Obama urgió a los residentes costeros que vivan colindantes con el trayecto de huracán Irene, a realizar de inmediato preparativos de emergencia para minimizar daños personales o materiales.
Las personas deben elaborar un plan de evacuación y otro de comunicación con miembros de la familia, apagar los aparatos que puedan ocasionar incendios y adquirir un seguro contra inundaciones, de acuerdo con la Administración Federal de Manejo de Emergencias (FEMA).
“Lo primero y más importante que uno puede hacer en un huracán es usar el sentido común”, señaló la agencia.
Entre las recomendaciones especificas, los residentes costeros deben cubrir las ventanas de las casas con madera, a fin de evitar problemas con los vientos, rasurar los árboles aledaños a zonas residenciales y guardar objetos sueltos en las inmediaciones.