"Seré la presidenta de la integración europea para sacar el país de su aislamiento internacional", dijo Sandu tras jurar el cargo en una sesión conjunta del Parlamento y el Tribunal Constitucional transmitida en directo por la televisión y medios digitales.
A la ceremonia, celebrada con las necesarias precauciones sanitarias por la pandemia del coronavirus, no asistieron el jefe del Estado saliente, el prorruso Igor Dodon, ni tampoco el grupo parlamentario socialista que este lidera.
"Es un simple acto protocolario, la asistencia no es obligatoria", dijo ayer, miércoles, Dodon en declaraciones a la televisión moldava al anunciar que no acudiría a la ceremonia.
Sandu, la primera mujer que accede a la jefatura del Estado moldavo, afirmó que impulsará una política exterior clara que sirva a los intereses del país.
"Voy a construir puentes, y no muros", recalcó la política liberal, que confía en que conseguirá "abrir las puertas" de otros países a las mercancías y ciudadanos moldavos.
DISOLUCIÓN DEL PARLAMENTO Y BATALLA CONTRA LA CORRUPCIÓN
Al igual que durante toda la campaña electoral, Sandu demandó la disolución del Legislativo y la convocatoria de elecciones anticipadas, decisiones que no entran dentro de sus competencias directas por ser Moldavia una república parlamentaria.
"La elecciones anticipadas son la única vía para limpiar el Parlamento y restablecer la justicia en nuestro país", dijo la mandataria.
Sandú subrayó que la renovación del Legislativo es una necesidad imperiosa para la lucha contra la corrupción, que junto con la edificación de un Estado de derecho señaló como las dos grandes tareas de su gestión.
"Hay diputados que se reúnen por las noches para repartirse dinero y mantener esquemas de corrupción. No son capaces de construir un Estado para la gente e intentan sumir el país en la oscuridad, el caos, la corrupción y la injusticia", denunció.
Agregó que los políticos que no quieren dejar el poder intentan bloquear las instituciones y desatar el caos.
"¡No lo permitiremos!", subrayó la presidenta, que prometió: "Los ladrones estarán en la cárcel y no al frente del país".
¿ELECCIONES ANTICIPADAS?
La dimisión este miércoles del Gobierno del primer ministro Ion Chicu, aliado de Dodon, puede despejar el camino para la celebración de elecciones parlamentarias anticipadas, en las que Sandu aspira a capitalizar su victoria en la presidenciales y formar un Gabinete con sus partidarios.
Según la Constitución moldava, Sandu podría disolver el Parlamento solo si tras la dimisión del primer ministro los legisladores fracasan en dos intentos de nombrar a un sucesor, que necesita el respaldo de la mayoría absoluta de la cámara, es decir, de al menos 51 de sus 101 diputados.
El Gabinete de Chicu, nombrado en noviembre del año pasado contaba con una mayoría absoluta de justo 51 escaños, con los socialistas como la principal fuerza.
De ahí que, de mantenerse esa correlación, Sandu se vería abocada a una cohabitación con un Ejecutivo de mayoría socialista y en una posición de debilidad, habida cuenta del sistema parlamentario de la república.
Dodon ha declarado que los socialistas están dispuestos a ayudar a formar un Gobierno de transición con una hoja de ruta para un período de tres o cuatro meses, tras el cual podrían adelantarse los comicios parlamentarios previstos para comienzos de 2023.
La presidenta aseguró que defenderá los intereses de todos los ciudadanos, independientemente de la lengua que hablen, en alusión a las minorías rusa, ucraniana, gagauza y búlgara, a las que en el discurso de investidura se dirigió en su respectivos idiomas.
Sandu, de 48 años, ex primera ministra, se impuso el 15 de noviembre pasado en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales con el 57,75 % de los votos a Dodon, que aspiraba a la reelección.
Fue una revancha en toda regla: cuatro años antes había caído derrotada por Dodon, también en segunda vuelta, en la lucha por la Presidencia.