"Conseguimos retirar a tiempo a todas las personas de las casas que podrían ser afectadas cuando percibimos que el agua de la represa comenzó a transbordar", afirmó el coordinador regional de la Defensa Civil en Bahía, Diego Santos.
El responsable por las operaciones de rescate agregó que el accidente no dejó víctimas y que no se tienen informaciones sobre posibles desaparecidos.
Pese a que algunas fuentes oficiales aseguran que la represa Quati no colapsó ni sufrió fisuras y que el agua transbordó debido a las fuertes lluvias de los últimos días en la región, habitantes afectados y la propia Defensa Civil relataron que parte de la estructura se rompió y permitió la salida del agua con más fuerza.
La alcaldía de la ciudad de Corenel Joao Sá, un municipio en el noreste de Bahía que es el más próximo a la represa y por el que pasa el Río dos Peixes, declaró estado de emergencia por las inundaciones provocadas por el accidente y que cubrieron algunas calles de la ciudad.
Las familias desalojadas fueron acomodadas en casas de familiares y amigos, así como en alojamientos improvisados en tres escuelas del municipio.
Además de Coronel Joao Sá, las aguas del Río dos Peixes también inundaron áreas en los municipios de Pedro Alexandre, igualmente en el estado de Bahía, y Pozo Redondo, en el vecino estado de Sergipe.
La alcaldía de Pedro Alexandre también declaró situación de emergencia debido "al volumen de agua que tomó la ciudad y causó inundaciones, deslizamientos y daños en residencias, vías públicas, puentes y equipamientos públicos".
La rotura de la presa volvió a encender las alertas en Brasil, un país que todavía se recupera de las tragedias dejadas por la rotura de dos diques mineros en el estado de Minas Gerais en 2017 y en 2019.
El pasado enero, una presa de la minera Vale situada en la localidad de Brumadinho dejó un rastro de destrucción y provocó la muerte de 247 personas y otras 23 desaparecidas, tan solo dos años después de un desastre similar ocurrido en la vecina localidad de Mariana.
En ambos casos las roturas se provocaron en diques mineros, lo que llevó a las autoridades brasileñas a revisar diversos proyectos en Brasil para evitar nuevos accidentes.