La iniciativa, en cooperación con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), reunirá a científicos de 13 países que explorarán las oportunidades que ofrecen diversos terminales móviles para conducir análisis de los víveres fuera de los laboratorios.
El especialista en seguridad alimentaria de la OIEA y la FAO, Simon Kelly, indicó que el objetivo es contar con dispositivos y métodos de bajo costo para que las autoridades alimentarias los usen directamente en las calles y mercados, particularmente en los países en desarrollo.
Uno de los métodos que podría utilizarse para encontrar adulterantes, elementos contaminantes o moho, es la adaptación de una tecnología de base nuclear que utiliza la policía fronteriza para detectar drogas y explosivos.
Los dispositivos móviles permitirán una rápida respuesta de las autoridades sanitarias en los puntos de control y evitarán la entrada de productos contaminados en la cadena de suministros alimentarios.
El OIEA estima que la comida fraudulenta cuesta a la industria alimentaria entre 10,000 y 15,000 millones de dólares anuales.