Los dos últimos cuerpos fueron recuperados anoche señalaron los servicios de socorro sobre el alud de nieve que el pasado 18 de enero sepultó al hotel Rigopiano, en la central región italiana de Abruzzo.
En el momento del hecho, causado por cuatro sismos de más de 5.0 grados Richter, había 28 huéspedes, cuatro de ellos niños y 12 empleados, incluido el titular, Roberto Del Rosso y el refugiado senegalés Faye Dane.
De acuerdo a las primeras seis autopsias, los decesos fueron causados por aplastamiento en algunos casos y en otros por aplastamiento, hipotermia o asfixia, dijo la víspera la fiscal de la ciudad de Pescara, Cristina Tedeschini.
“Nadie murió solamente por congelamiento”, señaló la fiscal, según la cual en esos primeros seis casos los eventuales retardos en las labores de socorro no habrían sido una causa directa de muerte.
Sin embargo, el abogado de la familia de Gabriele D'Angelo, una de las víctimas, dijo lo contrario.
Aseguró que en el cuerpo de D'ngelo no había marcas de traumas, ni de asfixia, sino que habría muerto congelado, por lo que si hubiera sido socorrido en un lapso de dos horas después de ocurrido el accidente probablemente se habría salvado.
Según los medios, las labores de rescate partieron con retardo por las intensas nevadas que impedían llegar al hotel, y también porque los operadores telefónicos que recibieron las primeras llamadas de auxilio no les dieron crédito.
Una funcionaria que recibió la llamada de un hombre al que uno de los supervivientes había contactado, le dijo que se trataba de versiones falsas y que no era el hotel el que había sido sepultado, sino un establo que también resultó dañado en la misma zona.
El miércoles, sin embargo, el primer ministro, Paolo Gentiloni dijo ante el Parlamento que los servicios de socorro hicieron todo lo humanamente y técnicamente posible para salvar vidas ante el desastre.