La enfermedad, común en África y Asia, apareció por primera vez en Turquía en 2013 y desde entonces ha sido detectado en países del sudeste europeo como Grecia, Bulgaria, Albania, Serbia, Montenegro y la Antigua República Yugoslava de Macedonia.
La dolencia no afecta a los humanos y se transmite a través del contacto directo entre animales infectados y productos contaminados, así como a través de moscas y garrapatas.
Desde el año 2015, la Organización Mundial de Salud Animal (OIE) recibió notificaciones de más de 600 brotes de la afección que provocaron el sacrificio de más de 10.000 animales como medida de contención.
El responsable de la unidad conjunta de la FAO y el OIEA para la protección animal y laboratorios médicos, Giovani Cattoli, señaló que muchos laboratorios de la región no poseen las medidas para detectar la enfermedad o diferenciar sus diversas cepas, y la capacitación les proveerá habilidades para la detección rápida y efectiva de este padecimiento.