Los terroristas que penetraron en la central de Baksán, "mataron a dos guardias y golpearon a dos operadores de la sala de máquinas de la central eléctrica, tras lo cual colocaron las cargas explosivas", declaró a la agencia Interfax un portavoz del Comité de Investigación de la Fiscalía General de Rusia.
Según datos todavía preliminares, los atacantes -cuatro o cinco personas, de acuerdo a distintas fuentes- instalaron cinco cargas explosivas, de la cuales detonaron cuatro; la quinta fue desactivada por artificieros de los servicios de seguridad.
Las explosiones, que se produjeron entre las 05.20 y 06.00 hora local (01.20 y 02.00 GMT), destruyeron dos de los tres turbogeneradores y otros equipos de la central, según un comunicado del gabinete de crisis creado por el gobierno de Kabardino-Balkaria inmediatamente después del ataque.
Tras las explosiones se produjo un incendio que se propagó a tres plantas de la sala de máquinas y que se logró sofocar varias horas después.
Las autoridades de Kabardino-Balkaria y RusHydro, la operadora de hidroeléctricas controlada por el Estado, aseguraron que el atentado no causó daños a la presa, por lo que los habitantes de las regiones aledañas no corren peligro.
El gobierno de la república norcaucásica aseguró que no se verán afectados los suministros de electricidad en la zona.
La hidroeléctrica de Baksán es una central relativamente pequeña, con una potencia de 25 megavatios, que fue construida entre 1930 y 1936.
El Comité Nacional Antiterrorista (CNA) anunció el reforzamiento de las medidas de seguridad en todas las hidroeléctricas e instalaciones energéticas en el sur del país.
Según el CNA, "ha sido establecido un círculo de sospechosos" del ataque a la central de Baksán".
Poco antes de que el comando terrorista penetrara en el recinto de la central había estallado una bomba en la comisaría de policía de Baksán, ciudad junto a la central que le da su nombre, sin causar víctimas, informó el Comité de Investigación de la Fiscalía.
No se descarta que la detonación de ese artefacto explosivo haya sido una acción para distraer a las fuerzas policiales.
Los grupos armados islamistas que actúan en el Cáucaso Norte habían amenazado en repetidas ocasiones con lanzar ataques contra infraestructuras estratégicas rusas, incluidas las centrales hidroeléctricas.
El líder de la guerrilla islámica que actúa en Chechenia, Dokú Umárov, llegó a atribuirse como una acción de sabotaje el accidente ocurrido el 17 de agosto de 2009 en la central hidroeléctrica siberiana de Sayano-Shúshenskoye, la más grande del país, 250 veces más potente que la de Baksán, que se cobró 75 víctimas mortales.
El ataque contra la central hidroeléctrica de Baksán es la primera acción en la que consiguen su objetivo los terroristas norcaucásicos contra las infraestructuras estratégicas de Rusia, apuntó el diario digital "Gazeta.ru".
La publicación resaltó que la guardia de la central, integrada por sólo dos hombres, no estaba en condiciones de oponer resistencia a un ataque terrorista y añadió que el mismo número de guardias tienen las seis centrales hidroeléctricas con que cuenta Kabardino-Balkaria.
"El recinto está vallado, cuenta con cámaras de vídeo-vigilancia. No sé si los terroristas fueron captados por ellas. Pero en lo que se refiere al número de guardias y a su equipamiento tendremos que sacar las conclusiones del caso", dijo a "Gazeta.ru" un representante de la filial de RusHydro en la república norcaucásica.
Kabardino-Balkaria, con poco más de 900,000 habitantes y una superficie de 12,500 kilómetros cuadrados, es una de las siete repúblicas rusas en el Cáucaso Norte.