Fue justamente el servicio de Ratzinger, a la cabeza de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el que hizo avanzar el procedimiento (en contra del sacerdote)”, señaló en declaraciones a la agencia católica austríaca de noticias Katholic Press.
Con estas palabras el director de la sala de prensa de la Sede Apostólica respondió a una serie de artículos publicados esta semana por la revista “Stern” de Alemania en la cual se hizo una amplia reconstrucción de la historia de Maciel.
La última edición del semanario dedicó varias páginas al caso para hablar de la “triple vida” del sacerdote mexicano, sus relaciones con mujeres, la procreación de sus hijos, los abusos cometidos contra seminaristas y su dependencia de las drogas.
Stern sostuvo que, en un primer momento como prefecto de la Doctrina de la Fe Joseph, Ratzinger habría archivado las acusaciones contra el fundador de la Legión las cuales “desempolvó” tras su elección como sucesor de Juan Pablo II.
Al respecto Lombardi aseguró que fue “justamente la presión hecha por Ratzinger el motivo por el cual fue comprobada con seguridad la culpa de Maciel”.
En mayo de 2006, ya con Benedicto XVI en el trono de San Pedro, El Vaticano publicó la sentencia contra el líder de los Legionarios de Cristo quien fue “invitado a llevar una vida reservada de oración y penitencia, alejado de todo ministerio público”.
El propio sacerdote mexicano defendió su inocencia ante las acusaciones hasta su muerte, en enero de 2008, aunque finalmente los actuales superiores de la congregación que él mismo fundó reconocieron su culpabilidad el 26 de marzo pasado.
La polémica por los casos de abuso sexual en el clero católico no cesa en Europa, la Sede Apostólica ha insistido en defender al Papa que ha sido blanco de críticas y cuestionamientos por su supuesto encubrimiento a curas pederastas.
Este jueves fue el turno del cardenal Crescenzio Sepe, arzobispo de Nápoles (Italia), quien denunció la existencia de una “gravísima plaga” que se traduce en una “actitud de contraste” permanente hacia el pontífice.
“La vehemencia y la inconsistencia de muchas acusaciones deja verdaderamente desconcertados. Sobre todo en el objetivo: poner en discusión la limpia conducta del Papa Benedicto XVI es de por sí un hecho gravísimo”, sostuvo el purpurado.
“Las incomprensiones -agregó- son como una costilla en la historia constitutiva de la Iglesia, hoy tocan a la Iglesia de Benedicto y, en las formas más ensañadas e ingratas, incluso para el Papa mismo”.