El organismo hizo su evaluación en un estudio en el que detalla los principios que a su juicio deben seguir los gobiernos para terminar eventualmente con su intervención extraordinaria en la economía.
El organismo enfatizó que por ahora "las condiciones no justifican una retirada significativa del estímulo macroeconómico y de las medidas de apoyo al sistema financiero en el 2010", con excepción de algunos países, que no mencionó.
En su opinión, la recuperación sigue "lenta" y el desempleo continuará alto en las economías avanzadas este año. "Pese al reciente incremento en el crecimiento, hay pocas pruebas de que la demanda privada sea auto-sostenible", señala el informe.
El Fondo cree que gran parte del repunte en la actividad económica se debe a la intervención pública, que es temporal, y no a una recuperación genuina, por lo que recomendó que la retirada del estímulo sólo comience en el 2011.
Algunos países se han adelantado y ya han iniciado el ajuste fiscal, en particular España, Islandia e Irlanda, seguidos por Canadá y Francia, según el estudio.
Pronto les tendrán que seguir el resto de los países desarrollados y el FMI quiere que elaboren y divulguen ya una estrategia detallada para la vuelta a la normalidad.
En su opinión, deben comenzar con la reducción del déficit, mientras que las tasas de interés se pueden mantener bajas por "un período extenso de tiempo", dado que la inflación está controlada.
"La consolidación fiscal debería tener prioridad", recalcó el FMI en el informe.
El organismo pidió planes ambiciosos para sanear los balances presupuestarios que no aspiren sólo a detener el crecimiento de la deuda, sino que la reduzcan a un nivel incluso inferior al de antes de la crisis.
Su propuesta es bajarlos desde el 107 ciento del Producto Interno Bruto (PIB) previsto para el 2014 hasta el 60 por ciento en el 2030.
Además de retirar el gasto extraordinario, para lograr esa meta será necesario reformar los sistemas de salud y de pensiones, de forma que le cuesten menos al erario público, y explorar todas las posibilidades de privatización, a su juicio.
En cambio, ve las cosas más fáciles en el terreno monetario. El FMI opinó que los bancos centrales pueden mantener los programas que han inyectado liquidez en los mercados incluso después de que den un giro en su política y comienzan a subir el precio del dinero.
La situación es muy diferente en algunos países en desarrollo, donde hay señales de "una subida incipiente en la inflación y del deterioro de la calidad de los préstamos nuevos".
Para desinflar una nueva y peligrosa burbuja antes de que se forme, les recomendó que lleven a cabo un ajuste fiscal.
En comparación, una subida de tasas de interés sólo atraería más capital externo, que podría provocar una apreciación excesiva de sus monedas y el sobre-calentamiento de sus economías.