El reporte, cuyas investigaciones datan desde los ataques del 11 de septiembre de 2001, señala a Australia, Alemania, Canadá, Gambia, Italia, Kenia, Macedonia, Malawi y Reino Unido, entre otras tantas naciones.
Añadió que en la lista no necesariamente exhaustiva en que Estados Unidos se apoyó para capturar, interrogar y detener a terroristas sospechosos, figuran Australia, Canadá, Alemania y Reino Unido.
Italia y Kenia fueron cómplices en arrestar y transferir a los detenidos, mientras Gambia, Macedonia y Malawi fueron cómplices en retener a los prisioneros en cárceles secretas por cortos periodos de tiempo, de acuerdo con el reporte.
Con respecto a qué países utilizaron la práctica de detenciones secretas en relación con la llamada guerra contra el terrorismo, el reporte cita a China, India, Irán, Nepal, Pakistán, Filipinas y Sri Lanka.
Asimismo Turkemistán y Uzbequistán, en Asia Central, y en Rusia, específicamente en el norte del Cáucaso.
En Medio Oriente y Africa del Norte se reunió información sobre prisiones secretas en Argelia, Egipto, Irak, Israel, Jordania, Arabia Saudita, Siria y Yemen.
En Africa, República Democrática del Congo, Guinea Ecuatorial, Eritrea, Sudán, Uganda y Zimbabwe, también se presume la existencia de ese tipo de prisiones.
El reporte fue realizado por el relator especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre terrorismo y derechos humanos, Martin Scheinin, y por el relator especial sobre tortura, Manfred Nowak.
En una escala global, el secuestro de sospechosos y las prisiones secretas en relación a la lucha contra el terrorismo "constituyen un serio problema", citaron los expertos en su informe de 226 páginas, que además incluye entrevistas con 30 ex reclusos.
"La detención secreta como tal puede constituir un caso de tortura o maltrato para las víctimas directas así como sus familias, " señaló el informe.
Los expertos destacaron que el objetivo mismo de la detención secreta era el de facilitar y cubrir la tortura y tratos inhumanos o degradantes "ya sea para obtener información o silenciar a los detenidos".
Luego del 11 de septiembre de 2001, el informe indicó que el entonces presidente estadunidense George W. Bush declaró "una guerra contra el terror global" y estableció la prisión en su base de Guantánamo y otros "sitios negros", donde se interrogó a presos y se detuvo a miembros de Al-Qaeda.
Así pues, Estados Unidos pidió a los países socios con pobres registros de derechos humanos detener e interrogar a personas de su parte en secreto, sostuvieron los expertos.
Señalaron que con las guerras de Afganistán e Irak, muchos detenidos fueron incomunicados y privados de sus derechos básicos como un juicio, abogado y contacto con sus familiares.
Algunos de los ex detenidos interrogados por los expertos denunciaron que los torturaron al encerrarlos desnudos, sujetos a ruidos ensordecedores o privación del sueño.