DF, a la vanguardia en América Latina con Unidad de Trastornos del Movimiento y Sueño

La ciudad de México logra colocarse a la vanguardia en América Latina al conjuntar el estudio de los trastornos del sueño y el movimiento para su atención e investigación a cargo de equipo científico y médico integral, los cuales emplean tecnología de punta como la Estimulación Magnética Transcraneal (TMS) y la Polisomnografía que buscan mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Mediante la Unidad de Trastornos del Movimiento y Sueño, ubicada en el Hospital General Ajusco Medio “Dra. Obdulia Rodríguez Rodríguez”, el Gobierno del Distrito Federal, a través de las Secretarías de Salud (Sedesa) y de Ciencia, Tecnología e Innovación (Seciti),  promueve la sinergia necesaria entre la ciencia y la medicina para tratar padecimientos como el Parkinson o la Demencia por Cuerpos de Lewy.

El jefe de la unidad especializada, Oscar Arias Carrión, precisó que actualmente trabajan en mejorar la funcionalidad o disminuir las dosis de medicamento en pacientes con Parkinson avanzado, depresión severa o dolor que no responde a los medicamentos, consolidación de fracturas y  Tinitus -zumbido de oídos-.

“Las patologías del trastorno de movimiento se asocian con algunas del sueño y viceversa. Por ejemplo, al dormir, el cerebro desconecta al cuerpo como mecanismo de protección, este mecanismo se rompe en un paciente con Parkinson. Entre el 40 y 60 por ciento de los pacientes que desarrollan esta enfermedad inician con movimientos bruscos durante el sueño”, precisó.

Para realizar los estudios necesarios, la Unidad de Trastornos del Movimiento y Sueño dispone de las áreas adecuadas donde los pacientes duermen, en tanto médicos especialistas monitorean su actividad. La atención se realiza habitualmente durante la noche, con periodos de adaptación cómodos para el paciente.

A través del procedimiento conocido como Polisomnografía se videograba al paciente, al tiempo que electrodos -adheridos a su cabeza y músculos-  registran la actividad cerebral y motora, asimismo, cinturones ajustados al pecho miden la frecuencia respiratoria. Lo anterior se transforma en datos que médicos especialistas evalúan a fin de efectuar un diagnóstico y seguir el tratamiento adecuado para cada trastorno o padecimiento.

“En el caso de la TMS se libera un pulso magnético, que no causa dolor, pero al momento de entrar al cerebro se comporta como un campo eléctrico, que modifica tanto el metabolismo del área y también tiene un efecto de una zona hacia otra, porque el cerebro está interconectado y se genera una reacción que se conoce como After Effects”, explicó Arias Carrión.

El procedimiento descrito posibilita la estimulación de puntos específicos del cerebro, que en el caso de pacientes con Parkinson puede significar una reducción de temblor o rigidez en una zona del cuerpo. Mientras que en la depresión severa o dolor que no cede ante los fármacos, activa o inactiva áreas del cerebro asociadas con dichas patologías.

Por otra parte, en la atención de fracturas se ha observado que la energía magnética puede ser un factor que acelera la consolidación de la fractura, esto representa un impacto favorable en los servicios de salud, pues acorta el proceso de sanación, disminuye las afectaciones al paciente y ahorra recursos a los hospitales y clínicas.

“La unidad, no solo presta servicio a los pacientes, también desarrolla trabajos de investigación, que profundizan en algunas áreas que todavía hoy no son suficientemente conocidas; asimismo, forma recursos humanos para el desarrollo de estas actividades”, destacó el director del Hospital General Ajusco Medio, Rolf Herbert.

Indicó que se puede acceder a los servicios de la Unidad de Trastornos del Movimiento y Sueño y contar con Atención Médica y Medicamentos gratuitos, -programa al cual tienen derecho todos los habitantes de la Ciudad de México siempre y cuando estén afiliados a los sistemas de seguridad social oficiales- y beneficiarios del Seguro Popular.

El costo de este tratamiento en hospitales privados oscila entre los 15 y 25 mil pesos, mientras que en la Clínica del Sueño de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) asciende a 7 mil pesos.