Simon Schulz, ganadero en la sureste provincia australiana de Victoria, recibió el pasado octubre peticiones de sus clientes de regresar a las botellas de vidrio para la leche. Y lo hizo con la estimación de que vendería de 30 a 40 por semana.
Pero menos de seis meses después la demanda se ha multiplicado casi 10 veces, y ahora vende alrededor de 400 botellas por semana, explica a la Australia Broadcasting Corporation (ABC).
Pero no solo la nostalgia o el interés por el medio ambiente impulsan el regreso a los envases de cristal. También juega un papel importante la prohibición de China para seguir recibiendo basura.
El año pasado China prohibió la recepción de 24 tipos diferentes de basura sólida, lo que para Australia significó dejar de exportar más de 600 mil toneladas anuales de materiales de deshecho.
Este ha sido un facor decisivo para el reciclamiento de los envases de leche, dice el productor agropecuario.
El proceso que siguen las botellas es simple. Los consumidores devuelven los envases en depósitos específios en los mercados donde compran el producto.
De ahí se les recoge, se les limpia, se le llena de nuevo y se les etiqueta en un proceso que no está aún automatizado pero que Schulz preve hacerlo conforme crezca la demanda.
Un consumidor agregó que le encanta quitar el sello que tapa la botella y verla con algo de crema. "Es algo retro adorable", dijo.