Este bazar, considerado uno de los mayores centros asiáticos de distribución de tejidos, alberga más de 7,500 comercios repartidos en seis edificios contiguos de 18 plantas y por donde pasan a diario más de 20,000 personas, según datos municipales.
Recorrer sus pasillos supone hacer largas caminatas que pueden durar horas y encontrar la salida de este laberinto es un reto al sentido de la orientación para quien no esté familiarizado con el lugar.
Tanah Abang atrae a muchos comerciantes de Malasia, Singapur, Brunei y Filipinas, pero también a los de países lejanos de África.
"La competitividad es muy alta, el regateo está al orden del día y los precios que se pueden conseguir son los más baratos de toda la región", dice a Efe Shahina Jalid, una vendedora paquistaní que desde hace varios años regenta un pequeño comercio en el que vende ropa de mujer y abalorios.
Sólo durante el ramadán, el mes de ayuno musulmán, el volumen de negocio del mercado superó los 3 billones de rupias (309 millones de dólares, 240 millones de euros) en 2012 y se calcula que durante el año concentra más del 15 por ciento de la actividad comercial de Yakarta.
En una metrópolis con un tráfico endemoniado como el de Yakarta, sus habitantes atribuyen al mercado de Tanah Abang, situado en pleno centro, gran parte de la culpa del desorden y los atascos kilométricos.
La cantidad de camiones cargados con mercancías, automóviles, furgonetas, motocicletas y triciclos de compradores o porteadores, y puestos callejeros de oportunistas, colapsa las calles del barrio.
Con una arquitectura que imita a la de la mezquita, la mole de Tanah Abang, pintada de llamativos colores verde y amarillo, se divisa desde cualquier punto elevado de Yakarta.
El frenético movimiento de los comerciantes, los ensordecedores anuncios de ofertas y el griterío de la gente que regatea, dan la bienvenida a visitantes de medio mundo.
"Tenemos muchos consumidores indonesios, de todos los rincones del archipiélago, pero también una creciente clientela internacional. Hacemos bastante negocio", indicó a Efe Kadir, dueño de un comercio.
Telas del tradicional tejido indonesio llamado "batik", artículos de confección, alfombras, cortinas, bolsos, zapatos y cualquier complemento se venden al por mayor y al por menor en los puestos de este enorme mercado.
La estrella del lugar es la moda musulmana femenina, desde túnicas hasta velos, a la que se dedica una planta entera del bazar.
La historia de Tanah Abang se remonta a 1735, en pleno período de colonización holandesa y cuando Indonesia todavía era conocida como las Indias Orientales.
En aquel año, el acaudalado comerciante Justinus Vinck obtuvo una concesión para construir un mercado a las afueras de Batavia, el antiguo nombre de la actual Yakarta.
Del antiguo recinto construido con bambú en el que se vendían telas y vegetales no queda en Tanah Abang ni rastro, debido a las sucesivos derribos, ampliaciones, ataques y desastres como el incendio de 2003 que arrasó prácticamente todo el mercado.
"Hemos sobrevivido a catástrofes físicas, como los incendios, y a catástrofes políticas con todo tipo de gobiernos durante siglos, venga lo que venga, aguantaremos", sentenció Guslan, tendero en el bazar desde hace décadas.