"Colosio se convirtió en un mito a partir de su discurso y como todos los mitos, se magnifica a la persona", explica este martes en entrevista con Efe el autor del libro "Colosio. Crónica del fracaso de un proyecto transexenal" (Grijalbo).
UN DISCURSO HISTÓRICO
Riva Palacio (Ciudad de México, 1954) se refiere al famoso discurso de campaña del 6 de marzo de 1994 en el que Colosio declaró que había un "México con hambre y con sed de justicia".
Unas palabras que se interpretaron como una ruptura con el hegemónico y autoritario Partido Revolucionario Institucional (PRI) y con el presidente saliente, Carlos Salinas de Gortari.
"Fue un discurso tan fresco y bien estructurado que causó un enorme impacto, pero lo que sostengo en el libro es que no fue un discurso de ruptura sino de continuidad", asegura Riva Palacio, habitual en columnas de prensa y tertulias de televisión.
El periodista ha hecho un exhaustivo análisis de ese parlamento y también de discursos de Salinas de Gortari, donde ha encontrado coincidencias que le permiten concluir que "Colosio era un producto emanado del PRI".
Y defiende que la imagen de díscolo fue construida por su equipo de campaña para distanciarse de Manuel Camacho Solís, quien había rivalizado con Colosio para ser el candidato priista.
UN CASO NO CERRADO
El 23 de marzo, 17 días después de su discurso, Colosio dio un mitin en Tijuana y al bajar para saludar a la gente un hombre le puso un revólver cerca del oído y le disparó en la cabeza y en el abdomen, falleciendo menos de dos horas después en el hospital.
Las autoridades detuvieron al momento al joven Mario Aburto, encarcelado desde entonces, aunque está extendida la idea de que fue víctima del mismísimo Salinas de Gortari.
"No es un caso cerrado el del asesinato de Colosio. Hasta hoy es un caso abierto", apunta Riva Palacio, quien recuerda que el último fiscal del caso Luis Raúl González no dio por concluida la investigación.
Pero el periodista contrapone el relato del complot con "todo lo que Salinas construyó para Colosio: lo hizo diputado, senador, presidente del PRI, le creó la Secretaría de Desarrollo Social y lo hizo candidato presidencial".
Opina que la expectación generada por el discurso de Colosio y la tensa campaña marcada por el levantamiento del Ejército Zapatista en el sur del país dejaron "un campo fértil" para generar la idea de un asesinato ordenado desde el poder.
Y señala que la idea fue "alimentada" por su equipo de campaña, entre ellos Alfonso Durazo, hasta hace bien poco secretario de Seguridad de México.
"Los magnicidios siempre tienen diversas versiones. Buena parte de Estados Unidos considera que Kennedy fue víctima del propio Gobierno", explica.
UN HOMBRE CÁLIDO
Riva Palacio conoció a Colosio cuando este presidía la Comisión de Presupuesto en la Cámara de Diputados a mediados de los ochenta.
Tenía "pláticas regulares con él" y de estas conversaciones rememora "lo cálido que era Colosio al primer impacto", si bien le faltaba "equipaje político".
Esa trágica tarde del 23 de marzo de 1994, Riva Palacio estaba en la reunión editorial del periódico Reforma cuando una reportera irrumpió dando la noticia del atentado, lo que causó un "enorme frenesí".
Luego se desató una acalorada discusión sobre si el diario debía publicar la fotografía de Colosio ensangrentado, a lo que se opuso sin éxito Riva Palacio, quien ahora reconoce sin embargo que fue una foto "histórica". "Qué bueno que perdí la discusión", expresa.
El periodista está convencido de que si no hubieran asesinado a Colosio, hoy el izquierdista Andrés Manuel López Obrador no sería presidente de México, ya que el candidato del PRI quería combatir las desigualdades sociales.
"Su mayor legado es lo que pudo ser y no fue", concluye.