“Era un gran ser humano, honorable a carta cabal y muy trabajador, cuidadoso de su investidura, cumplía a plenitud las formas”, dijo Arroyo Vieyra de Lujambio, quien presidió el IFAI entre 2006 y 2009, previo a su designación como secretario de Educación (2009-2012).
Lujambio, licenciado en Ciencias Sociales y con maestría en Ciencia Política, figuró como precandidato presidencial del PAN para las elecciones del 2012, en las que finalmente fue senador de la República, y falleció en septiembre pasado, a la edad de 50 años, por cáncer.
Durante la inauguración del foro “A Diez Años de la Tutela Efectiva del Derecho de Acceso a la Información, Papel de los Órganos Garantes”, el diputado presidente recordó cómo nació y se desarrolló entre ambos una “respetuosa y amplia amistad”.
Lujambio le llamó por teléfono cuando presidía el IFAI y Arroyo Vieyra era Senador de la República, para firmar un convenio entre ambas instituciones y conversar sobre la edición y publicación de dos libros.
Recordó que el primer libro, “Estudios Congresionales”, fue una copilación de ensayos escritos por Alonso Lujambio en diversas revistas especializadas, hecha por Arturo Núñez, actual gobernador de Tabasco y en ese entonces vicepresidente de la Mesa Directiva del Senado de la República, por el PRD.
Los artículos seleccionados fueron readaptados y actualizados por el propio Lujambio, quien “era preciosista, trabajaba la investigación histórica como un joyero fundiendo valiosas piezas”, dijo Arroyo Vieyra en el evento al que asistió la viuda del ex funcionario federal.
“Claro que no estábamos de acuerdo en todo y su reivindicación de algunas luchas merecía, no el reclamo, pero sí el lance liberal de mi postura”, precisó el diputado priista y agregó que “en eso también trababa una parte muy importante de nuestra respetuosa y amplia amistad”.
“Un miércoles anterior a la Semana Santa de 2010 nos reunimos, cenamos amenamente en el Deep de Polanco y al calor de tres ´Herraduras´ le dije: ´en una semana eres secretario de Estado y precandidato presidencial´. Obtuve una carcajada de respuesta; quién nos dijera a ambos que al siguiente miércoles me estuviera hablando para decirme: ´brujo´”, comentó.
“Alonso era un gran ser humano, honorable a carta cabal y muy trabajador, cuidadoso de su investidura, cumplía a plenitud las formas, aunque el buen humor de ambos nos permitiera perderlas cuando se trataba de abordar algún tema controversial”, agregó.
Aseguró que Lujambio tomó su enfermedad con profunda entereza y dignidad, “como era él”, y que conversaron varias veces cuando se atendía en un hospital de Estados Unidos.
“Alonso fue de esos amigos que se quedan para la posteridad. Se fue antes de lo debido, pero créanme, lo recuerdo vivo, inteligente y digno”, concluyó el diputado presidente.