Niños indígenas escriben una historia de superación con el baloncesto

En México los recibieron como héroes cuando llegaron desde Argentina triunfadores: un grupo de niños indígenas, jugadores de baloncesto de pies descalzos, se puso en boca de todos con su historia de superación y esfuerzo.

Etiquetas: 

El proyecto se inició en 2009 con la idea de dar oportunidades de estudio, gracias al deporte, a niños indígenas de comunidades pobres en el sureño estado mexicano de Oaxaca y desembocó en la creación de una Academia de Baloncesto Indígena de México (ABIM).

Aunque comenzó en la región triqui, donde existen problemas interétnicos y socioculturales como casar a niñas de 13 años a cambio de una dote o la migración hacia grandes ciudades o a Estados Unidos, ya están incluidas en la iniciativa otras comunidades indígenas.

"En estos últimos días me he tenido que desvelar para hacer la tarea, pero vale la pena, porque, por mi dedicación, he tenido la oportunidad de pertenecer al equipo de los niños triquis y de haber conocido Estados Unidos y Argentina", dijo a dpa Abimael, que está en primer año de secundaria.

Abimael es uno de los ocho niños, en su mayoría triquis, que ganaron en octubre, sin perder ni un partido, el Festival Mundial de Mini Baloncesto de la ciudad argentina de Córdoba, auspiciado por la FIBA y con participación de 20 equipos de América.

Ahora los niños buscan ganar la Copa del Caribe, que se disputará del 30 de octubre al 5 de noviembre en República Dominicana, y en 2014 la Copa Barcelona en el Viejo Continente.

El director de la ABIM, Sergio Zúñiga, explica que para pertenecer al grupo los niños deben tener una clasificación promedio mayor a 8,5 en la escuela (en una escala de diez) y hablar su lengua materna."Todos los días combinamos basquetbol y escuela. Si no tienen ese promedio no entrenan ni juegan", relató.

Abimael, de 11 años, concluyó la primaria con un promedio de 10. Es indígena zapoteco, originario de San Pablo Macuiltianguis, ubicado en la Sierra Norte de Oaxaca, y se integró a la academia de baloncesto porque su sueño es ser basquetbolista.

De piel morena y entusiasta, se levanta antes de las seis de la mañana para ir a la escuela, que queda a unos metros de su casa. Sale a las tres de la tarde y come rápido para ir a Santa María del Tule, a siete kilómetros de su casa, a entrenar entre tres y cuatro horas.

En la noche hace las tareas y se pone al día con las clases a las que no asistió por ir a Argentina. Nada ha sido fácil: mucha dedicación y esfuerzo para destacar en el ámbito educativo y deportivo.

"Mi maestro dice que con un buen promedio podemos conseguir becas para seguir estudiando", dice Abimael, que cuenta en uno de los salones de su escuela en la ciudad de Oaxaca cada detalle de los viajes que ha hecho gracias al baloncesto.

En Estados Unidos conoció el parque de Disneylandia, en Argentina quedó deslumbrado por la Cordillera de los Andes.

Zúñiga expresa que los niños triquis han llamado la atención por jugar muchas veces descalzos sus partidos. Comenta que lo hacen porque así viven en sus comunidades, en medio de la pobreza y el hambre, aunque ahora también portan ya calzado deportivo.

Ahora que han demostrado ser triunfadores, han recibido apoyo, incluso el presidente de México, Enrique Peña Nieto, que les consiguió boletos de avión de la Ciudad de México a Oaxaca para acortar su viaje, de regreso de Argentina.

En los aeropuertos de la capital y de Oaxaca fueron recibidos con vítores y aplausos.

Los niños recuerdan que al principio no los apoyaba nadie. Actualmente el Sistema Integral para el Desarrollo de la Familia, de Oaxaca, ha unido esfuerzos con la ABIM.

En las comunidades triquis, como en la Sierra Norte de Oaxaca, el deporte que predomina es el básquetbol por los espacios pequeñso que requiere.

"Seguiremos trabajando igual, trabajando duro, trabajando horas y horas en el sol, en el campo, en la casa, en la cancha, con los libros, porque sabemos que esa ayuda que llegue será para toda esta niñez, que ha gritado en silencio desde las montañas", dijo el entrenador.