Posteriormente, el diario O Globo publicó que México, junto con Brasil, Colombia, Venezuela, Argentina y Ecuador, es de los países en los que los servicios de inteligencia operan programas de espionaje para obtener información sobre narcotráfico y energía. Ante esto el gobierno mexicano pidió a su homónimo estadounidense, por medios diplomáticos, información sobre el espionaje que las agencias de seguridad e inteligencia norteamericanas -Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y equipos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA)-, realizaron durante el primer trimestre de 2013.
Pese a que el asunto se convirtió en un escándalo a nivel internacional, cifras de la última encuesta de Parametría muestran que, para 6 de 10 mexicanos (56 por ciento) la noticia pasó desapercibida. Las denuncias sobre espionaje realizadas por Snowden sólo hicieron eco en 4 de cada 10 entrevistados (44 por ciento). Sin embargo, entre los mexicanos que se enteraron de la actuación de Snowden no hay consenso sobre si el ex agente estadounidense es un héroe o un traidor: 37 por ciento considera que el ex empleado de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos es un héroe; otro 32 por ciento afirma que es un traidor; y 29 por ciento no sabe cómo catalogarlo.
La mayoría de los mexicanos desconoce el caso Snowden y los programas de vigilancia estadounidenses, sin embargo, la mayoría asevera (59 por ciento) que en México existe espionaje por parte del gobierno hacia los ciudadanos.
Asimismo, para 7 de cada 10 mexicanos, el espionaje gubernamental no es justificable sea cual sea el motivo de investigación. 72 por ciento cree que garantizar la seguridad de un país no es razón válida para que una nación vigile a otra de cerca. Una proporción similar -73 por ciento- piensa que procurar la seguridad de los ciudadanos tampoco es justificación para que el gobierno intervenga en la vida privada de los habitantes. Podemos decir que para los mexicanos el respeto a la privacidad tiene un peso muy importante.
Estas dudas y diferencias también se muestran en la opinión pública norteamericana. Pese a que los programas de espionaje dados a conocer no sólo aluden la intrusión en países, sino también la intromisión en la privacidad de los ciudadanos, éstos lo ven de forma diferente.
Una encuesta hecha por The Washington Post y el Instituto Pew Research Center muestra que el 56por ciento de los norteamericanos acepta que el gobierno monitoree sus llamadas con tal de contribuir a la seguridad de la nación, aunque 41 por ciento opina que ésta medida es inaceptable. Para 62 por ciento de la sociedad estadounidense es más importante que el gobierno federal indague posibles amenazas terroristas, incluso si eso altera la vida privada de los ciudadanos. Sólo 34por ciento dice que es más importante que el gobierno respete la vida privada, aunque eso limite la investigación de posibles amenazas terroristas.
En cuanto a la actuación de Edward Snowden la sociedad norteamericana se encuentra dividida, por una parte el 44 por ciento cree que el ex contratista hizo lo correcto al difundir la información con la que contaba, —de acuerdo con datos dados a conocer por la empresa Gallup—, un porcentaje similar (42 por ciento) opinó que filtrar dicha información estuvo mal. Dicha diferencia de opiniones cambia dependiendo la identidad partidista, la mitad de los demócratas descalifican la acción de Snowden en tanto que la mayoría de los independientes y republicanos aplauden que el ex agente de seguridad diera a conocer el programa gubernamental de espionaje.
Las opiniones entre las sociedades mexicana y estadounidense están divididas; los norteamericanos aprueban el espionaje por parte del gobierno siempre y cuando está procure la seguridad del país, cuando se cuestiona a los norteamericanos sobre estas situaciones siempre se incluye la palabra terrorista, en tanto que los mexicanos rechazan todo tipo de vigilancia y condenan el espionaje sin importar la razón; preponderando la privacidad sobre la seguridad nacional.
Es posible, que las distintas percepciones radiquen en la confianza gubernamental, las experiencias del pasado y la concepción de la privacidad como medio de seguridad; los norteamericanos confían en que el gobierno federal les brinda seguridad pese a los métodos utilizados, contrario a lo que piensan los mexicanos, quienes depositan su seguridad en el respeto a la privacidad.