Javier Sicilia, el poeta que mueve a México: "el país está fuera de control"

Javier Sicilia, el poeta mexicano que debido al asesinato de su hijo ya no quiere escribir versos y ha movilizado a decenas de miles de ciudadanos por la paz, reclama justicia a las autoridades con un plantón público en medio de un país que ve "fuera de control".

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Javier Sicilia.

"En el fondo, el presidente sabe que se equivocó, pero está en una obstinación terrible. Sacar el Ejército a las calles fue una tontería", afirmó en una entrevista con Efe sobre la guerra contra el narcotráfico emprendida a sangre y fuego por Felipe Calderón.

Entre los más de 35,000 asesinatos de los cárteles de la droga desde que el conservador Calderón subió al poder en diciembre de 2006 se encuentra un hijo del poeta: Juan Francisco, que apareció muerto con otros seis jóvenes, con todas las señas de haber caído ante una banda criminal.

"Cada muerto tiene la misma dignidad que mi hijo", apuntó, poco antes de dirigirse a la protesta que mantiene en la plaza principal de la ciudad de Cuernavaca (centro), para exigir justicia no solo para Juan Francisco, sino para todos los mexicanos.

México, para el poeta, nada "en una impunidad inmensa", en la que resulta fácil para la Policía y el Ejército criminalizar a las víctimas, asociarlas a los cárteles y sacarse el muerto de encima vistiendo el asunto como un pleito más entre delincuentes.

Sicilia sacó a la calle el miércoles a decenas de miles de mexicanos en diecisiete estados -más de la mitad del total de territorios de la nación- con un grito de rabia. "Estamos hasta la madre (hartos)", decían las pancartas.

El poeta no se olvida de cómo llegaron a formar parte de la ecuación los sicarios: "muchos de esos asesinos son muchachos corrompidos, porque no hay verdaderamente políticas sociales ni de empleo".

Ni tampoco omite hablar de los reyes del trasiego de droga, los capos de los siete cárteles que rompen México inmersos en su guerra por el poder sin reparar en las bajas, olvidando códigos de honor.

"La ciudadanía no se toca, son personas de carne y hueso que están sosteniendo a diario la vida de este país con su esfuerzo", reclamó.

Son ellos, los ciudadanos, quienes precisamente quedan atrapados en medio del fuego entre los barones del narco y sus comandos con armas enjoyadas, y lo que define como la "obstinación bélica" de Calderón, que tiene movilizados a unos 60,000 soldados y policías.

"Hay que replantear la estrategia. Por desgracia, el presidente salió a decir que se mantenía en su postura, me lo dijo a mí personalmente", lamentó. El poeta es partidario de legalizar la droga, y enfocar el asunto como un problema de salud pública.

Sicilia desnudó la hipocresía de México y Estados Unidos, unos por negar la evidencia, tratar de minimizarla dentro y fuera de sus fronteras, creyendo que "si las cosas no se nombran no existen"; y otros por echar gasolina al fuego con la venta de armas y no quebrar los eslabones de la cadena que caen en su tierra.

Aunque vive "muy fatigado", sin haber podido vivir a fondo su duelo, Sicilia no pretende moverse del Zócalo de Cuernavaca -salvo por las noches por motivos de seguridad- hasta el miércoles próximo, fecha que ha fijado a las autoridades del estado de Morelos para que sacien su sed de justicia.

"Hay pocos avances. Hasta donde yo sé, los asesinos ya están ubicados, se han librado órdenes de aprehensión, pero aún no se sabe bien qué pasó", explicó. Él mismo se posicionará como acusación coadyuvante en un hipotético proceso, una figura legal que da muestra de "escasa confianza en las autoridades".

Espera no verse en la tesitura de recibir "chivos expiatorios delincuencillos" como se acostumbra en muchos casos polémicos, pero, sobre todo, no quiere que cuando "esto" termine, el país vuelva "a la sumisión, a la negligencia".

A lo que sí está determinado es a no volver a escribir una sola línea más de un poema, prefiere gritar con el silencio: "estoy viviendo el silencio del Sábado Santo en espera de la resurrección de esta nación".