Beamon, quien para muchos es la máxima figura de los Juegos Olímpicos de México 68, luego de imponer una marca mundial en salto de longitud que perduró por 22 años y continúa como récord olímpico, se mostró emocionado por regresar al lugar donde entrenó previo a su hazaña.
Recordó aquel momento que lo marcó en la historia del atletismo universal y lo consideró el día más importante de su vida, algo que "no podía creer" al momento de saltar y caer en la fosa de arena, cuando se confirmó su salto de 8.90 metros se puso a llorar de la felicidad.
El estadounidense presenció algunos saltos de jóvenes atletas de la selección de la Ciudad de México y selección nacional, a quienes saludó y les explicó que para alcanzar las metas siempre se tiene que trabajar con mucho esfuerzo y disciplina.