Mientras que la gente en las regiones estadounidenses azotadas por la sequía, como California, no ven en peligro su subsistencia, Centroamérica está sufriendo actualmente una de las peores sequías de las últimas décadas. En amplias regiones no llueve desde hace varias semanas. Los daños causados a la agricultura ascienden a muchos millones de dólares.
Guatemala ya ha decretado el estado de emergencia a causa de la sequía. Alrededor del 80 por ciento de la cosecha de maíz ha quedado destruida. El Ministerio guatemalteco de Agricultura calcula que las pérdidas ascienden a 450 millones de quetzales (unos 43 millones de euros). Según el secretario de Seguridad Alimentaria y Nutricional, Luis Enrique Monterroso, unos 500,000 niños menores de cinco años están amenazados de desnutrición. El país centroamericano ha pedido ayuda al Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas (PMA).
El representante del PMA en América Latina, Miguel Barreto, explica que el problema reside en que las reservas de emergencia están muy limitadas. "En los últimos años ya tuvimos que reaccionar ante la roya del café prestando ayuda a 200,000 familias en Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua", recuerda Barreto.
Los campesinos de Nicaragua han perdido casi 50,000 toneladas de maíz. En este país, un millón de vacunos están desnutridos y 2,500 reses ya han muerto de sed. En Honduras quedaron destruidas unas 45,000 toneladas de maíz. En El Salvador, el precio de un quintal (45,4 kilogramos) de frijoles se ha cuadruplicado, al pasar de 26 a 110 dólares (unos 83 euros). Los campesinos en el norte y el este del país temen perder hasta el 90 por ciento de sus cosechas.
"La sequía afecta directamente a las familias. La falta de lluvias daña a los cultivos, las familias pierden sus ingresos y no pueden crear reservas para el resto del año", explica el representante del PMA en Nicaragua, Helmut Rauch. Su organización acaba de enviar 1,400 toneladas de alimentos al país más pobre de la región.
Los expertos atribuyen la actual sequía al fenómeno climático conocido como "El Niño". Normalmente, la temporada de lluvias en Centroamérica va de mayo a noviembre y sólo es interrumpida por el "veranillo" de julio. En el denominado Corredor Seco, en el centro y oeste de Centroamérica, el "veranillo" ya dura más de cinco semanas. "Cultivos como el maíz y los frijoles no sobreviven a un período de sequía tan prolongado", dice el ingeniero agrario guatemalteco Eddie Mendoza.
Además, los pequeños campesinos, cuyos cultivos van destinados sobre todo al autoconsumo, no cuentan con sistemas de riego en sus tierras. Cuando no llueve regularmente, sus cultivos mueren. Por esto, Mendoza exige a su gobierno que construya embalses y canales para evitar que la situación se repita cuando sobrevenga la siguiente sequía.
Con el objetivo de debatir sobre una estrategia a largo plazo para combatir la crisis alimentaria, representantes de los gobiernos de los países afectados y expertos se reunieron hace poco en Managua, la capital de Nicaragua. Manuel Jiménez, secretario del Consejo Agropecuario Centroamericano, opina que los campesinos de la región deberían cultivar variedades más fáciles de cuidar y adaptar los ciclos de siembra y cosecha a las nuevas circunstancias.
Ana Ríos, experta del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), dijo hace poco en una entrevista con la emisora CNN Latino que a pesar de que los países de la región se han ido adaptando mejor al cambio climático en los últimos años, aún queda mucho por hacer. Ríos advirtió de que ya no basta con seguir reaccionando a fenómenos tan extremos como la actual sequía, sino que es necesario actuar preventivamente.