El texto presentado por la Presidencia británica de la COP26, sobre el que se trabajará para intentar llegar a un acuerdo el viernes, insta a los países a presentar en 2022 compromisos renovados para 2030 que eviten que las temperaturas avancen más de 1.5 ºC a final de siglo respecto a los niveles preindustriales.
Reconoce, además, que alcanzar ese objetivo "requiere reducciones rápidas, profundas y sostenidas de las emisiones globales de gases de efecto invernadero" y menciona la necesidad de eliminar progresivamente el carbón y "los subsidios a los combustibles fósiles", aunque no cita expresamente el petróleo y el gas, extremo que critican las ONG.
OCCIDENTE QUIERE MÁS
La Unión Europea, Estados Unidos y el Reino Unido, en particular, empujan para llegar más lejos. Pero Arabia Saudí, la mayor potencia petrolera mundial, bloquea propuestas más ambiciosas, según trasladan a Efe distintas fuentes.
Abiertamente, Riad ha reclamado que se luche contra el calentamiento global "sin sesgos contra ninguna fuente de energía en particular", en palabras del ministro saudí de Energía, Abdulaziz bin Salman.
NO TODO ES MALO
En todo caso, el texto deja espacio para el optimismo de cara a un pacto, incluso con objetivos para 2030, más allá de las promesas de descarbonización a veinte años vista.
"Hay ganas de llegar a un acuerdo", concede una fuente de la negociación que cree que se avanzará en algunos aspectos pero será difícil lograr un compromiso en la financiación.
Los países más acaudalados han faltado a su promesa de transferir 100,000 millones de dólares (casi 87,000 millones de euros) al año a los países pobres para ayudarles en la lucha climática entre 2020 y 2025. En el primer ejercicio sólo se llegó a 79,600 millones de dólares y no se espera que la brecha se cierre antes de 2022 o 2023.
Ahora se busca diseñar la financiación a partir de 2025, donde los problemas están no tanto en la cuantía o en los conceptos -mitigación, adaptación o pérdidas y daños- sino en los mecanismos para canalizar el dinero y verificar las entregas, según la misma fuente, que afea a los anfitriones británicos no haber trabajado antes ese complejo aspecto técnico.
IMPULSO FINAL
Por su parte, la vicepresidenta tercera del Gobierno español, Teresa Ribera, comentó a Efe que hay aspectos positivos del texto, como "las soluciones basadas en la naturaleza, la restauración de ecosistemas, de bosques".
"Creo que es una base de partida muy interesante que confío sea mejorada en estos días", agregó.
Para lograr ese impulso final, el primer ministro británico ha modificado su agenda para viajar de Londres a Glasgow, donde ha dicho que el mundo encontraría "absolutamente incomprensible" que de la COP26 no salga una hoja de ruta bien definida para dar continuidad al Acuerdo de París de 2015, con soluciones esta década.
Desde las organizaciones ecologistas, por su parte, trasladan que el nuevo borrador "es mejor de lo que había al principio" aunque "está claro que esto no es un plan para solucionar la urgente crisis climática", y lamentan que "el texto no es consistente en absoluto en relación con lo que se tiene que hacer en los próximos 8 años".
ARREMANGARSE
La UE, que presume de liderazgo climático en objetivos y financiación -con sus Estados miembros aporta dos terceras partes de los 760 millones de dólares (unos 660 millones de euros) comprometidos para adaptación desde el indicio de la cumbre- está dispuesta a "arremangarse" para alumbrar un pacto potente el viernes.
"Debemos lograr reducciones de emisiones ambiciosas en esta década", ha dicho el vicepresidente de la Comisión Europea para el Pacto Verde, Frans Timmermans, quien aboga por que cada año los países vayan revisando al alza sus compromisos.
No obstante, las ONG con estatus observador critican que la UE y EE.UU. no sean más consistentes en "rendición de cuentas" y en "financiación".
"La gente está luchando por sus vidas, es de lo que estamos hablando aquí" y "no basta con enfatizar la urgencia", dicen las ONG.
EL SILENCIO DE PEKÍN
Muchas miradas apuntan a China, que "está callada, observando", dice una fuente diplomática, sorprendida de que su negociador climático, Xie Zhenhua, una personalidad respetada en la comunidad internacional, haya optado por un "perfil bajo" en Glasgow.
Entre los elementos que pueden explicar ese silencio, la fuente cita el trasfondo de tensiones comerciales con Estados Unidos, la crisis de precios energéticos o las reticencias de Pekín a contribuir a la financiación de la acción climática vía organismos multilaterales en vez de a través de sus propios bancos de desarrollo.
COCHES ELÉCTRICOS
Más allá del texto oficial de la negociación, una treintena de países han firmado hoy una declaración para dejar de vender coches con motor de combustión en 2035, si bien es una promesa no vinculante y no incluye a los grandes -Estados Unidos, China, Japón o Alemania- ni a fabricantes automovilísticos como Volkswagen, Toyota o Hyundai.