"Una chispa de curiosidad, la de pensar que si el mar se muere, nos morimos todos", expresa la fotógrafa por videoconferencia aprovechando que está en tierra firme, en Turín (Italia), preparando una exposición en la que muestra la riqueza del mundo acuático sobre el que giran su vida y su carrera.
Mittermeier, que es la única fotógrafa mexicana que ha trabajado para la revista National Geographic en Estados Unidos, sumerge a los espectadores de "Photographer" en las azules aguas de las Bahamas y les explica la importancia de las praderas submarinas que intenta proteger a través de su ONG, Sea Legacy.
El programa acompaña a Mittermeier y su marido, el también fotógrafo de fauna salvaje Paul Nicklen, en una misión de la ONG para retratar a las ballenas, delfines o tortugas bahameños que se ven amenazados por la extracción petrolera en alta mar, contar sus historias y llegar al público.
"Con mis imágenes, como fotógrafa, a mí me interesa muchísimo crear una narrativa y me ha inspirado siempre el trabajo del Dr. Martin Luther King, que no empezó su discurso diciendo que tenía una pesadilla, sino un sueño, y quiero que mis fotografías pinten ese sueño", relata.
En ese sentido, señala que es importante buscar esas narrativas para recordar problemas como la crisis climática y la extinción pero "sin dejar que la gente se deprima, dando inspiración y esperanza".
Más mujeres que transmitan detrás de la cámara
Su propia historia personal dio un giro gracias a la fotografía, puesto que estudió ingeniería bioquímica y se especializó en explotación de recursos marinos, lo que le causó una "angustia tremenda" cuando conoció la "devastación" que provocan las industrias pesqueras y de acuicultura.
"Empecé a tomar fotos y qué bueno que me salieron bien, porque se convirtió en carrera", cuenta Mittermeier, que reconoce "una falta enorme de representación latina y representación femenina" en la fotografía y espera inspirar a otras mujeres a tomar una cámara porque, como reitera en la serie, las mujeres tienen "superpoderes".
"La habilidad que tenemos las mujeres de contar historias que están llenas de conexión, emoción... Es un ingrediente necesario para lograr cualquier cambio y lo necesitamos tras la cámara", sostiene.
La activista, que atesora un momento en el que mantuvo la mirada con una ballena franca en aguas del sur de Australia, asegura le queda mucho por aprender en fotografía, pese a ser una fuera de serie, porque su meta es retratar "la relación del ser humano y el mar desde el punto de vista del océano".
En cuanto al activismo por la defensa de los océanos, reivindica el poder individual, aportar un grano de arena para crear más áreas marinas protegidas, proteger e incluso "dar derechos a las ballenas", detener el flujo de plásticos al mar y "repensar la extracción industrial de biomasa marina, que no puede seguir".
"Si queremos seguir viviendo en el planeta Tierra, necesitamos un mar vivo que produzca el 50 % del oxígeno que respiramos, y nos toca a todos hacer nuestra pequeña parte. Desde usar menos plásticos hasta por quién votamos, que nos ayude a salir de la pesadilla de los hidrocarburos", reivindica.