Los empaques de plástico para alimentos forman parte de esta preocupación. Según la Fundación Ellen MacArthur, cada año se producen globalmente 311 millones de toneladas de plástico y, anualmente, 8 millones de toneladas métricas de este plástico ingresan a nuestros océanos.
Sin embargo, aunque la seguridad, calidad y reducción de desperdicio de alimentos también juegan un papel importante en la calidad de los empaques, no debiera ser una excusa, pues éstos deben también contribuir a la economía circular. Kellogg, actualmente, tiene una de las huellas de empaques de plástico más pequeñas entre las empresas de alimentos de similar tamaño en el mundo y están impulsando agresivamente la innovación, analizando cómo los empaques pueden proteger y mejorar sus alimentos, mientras tienen un impacto ambiental cada vez menor.
"En Kellogg somos una empresa socialmente responsable, por lo que nos preocupamos y ocupamos del bienestar, no solo de nuestra empresa y colaboradores, sino la relación con la comunidad, consumidores y el cuidado del entorno. Es así como estamos enfocados en lograr nuestro objetivo de utilizar empaques 100 % reutilizables, reciclables o compostables para fines de 2025. Este objetivo se alinea con el Compromiso Global de la Nueva Economía del Plástico de la Fundación Ellen MacArthur, de la que somos signatarios", comentó Víctor Marroquín, presidente y director de Kellogg México.
Lograr su meta de empaque sostenible es parte del compromiso global de Kellogg de crear Mejores Días para 3,000 millones de personas en todo el mundo para 2030, abordando las situaciones interrelacionadas de bienestar, seguridad alimentaria y resiliencia climática. Con ello, la compañía también apoya el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 12 de las Naciones Unidas para garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles.
Cuando su fundador, W.K. Kellogg, presentó la primera caja de cereal Corn Flakes de Kellogg en 1906, venía en cajas hechas con materiales reciclados. Hoy en día, Kellogg ha logrado que el 100 % de sus empaques de cartón, como las cajas de cereales, provenga de fuentes recicladas, certificadas como sustentables o de bajo riesgo y continúan acelerando sus esfuerzos para lograr sus objetivos de empaque. En todo el mundo, la compañía está comprometida a seguir los principios de la economía circular: excluir, reducir y reemplazar el plástico, así como a crear asociaciones externas para garantizar que se pueda reciclar más plástico después de su uso.
El reto es grande, por lo que necesita compromiso aún mayor para superarlo. Como parte de las acciones de la compañía en beneficio del medio ambiente, también tienen como meta para 2030 reducir hasta en un 45 % las emisiones de efecto invernadero, en términos de lo que generan al producir y lo que genera quien vende la proporción de energía y combustible.
En Kellogg son conscientes de que, reducir la velocidad del reloj del cambio climático, requiere una suma de esfuerzos y ángulos, por ello, desde 2017 trabajan de la mano con el Centro Internacional para el Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), con quienes crearon Maíz para México y buscan incrementar la producción de manera sustentable para poder consumir más producto local.
"Cada uno de los productores con los que trabajamos realiza una importante labor desde el campo, cuidan la tierra para obtener los mejores granos y, crear así, los cereales favoritos de las familias mexicanas. La meta es que cada uno de nuestros ingredientes principales, como maíz, trigo y arroz, provengan de fuentes de abastecimiento sostenibles y apostamos por nuestros productores para ayudarnos a lograrlo" aseguró Paulo Ruíz Ayala, director de compras y abastecimiento responsable para Kellogg Latinoamérica.