La ciudad belga poseedora de la Grand Place que asombró a Víctor Hugo, cuenta con una amplia variedad de escenas, desde iglesias góticas pasando por sus variopintos murales urbanos hasta callejones dedicados a la cerveza, y sin embargo, a diferencia de otras capitales europeas, carece de un río visible que atravesar o bordear.
Es fácil imaginarse París y su río Sena, o Roma y su Tíber, o Madrid y su Manzanares, pero en el caso de Bruselas solo tiene un canal navegable, pero artificial.
Sin embargo, la ciudad y más concretamente, la secretaria de Estado para la Región de Bruselas-Capital, responsable de Urbanismo y Patrimonio, Ans Persoons, ha decidido poner en marcha un proyecto para empezar a recuperar el Senne.
"Lo cerraron a finales del siglo XIX por razones higiénicas, pero antes había agua por todo el centro de la ciudad y lo taparon todo. Hoy en día nos arrepentimos de ello porque en una ciudad es bonito tener un paseo fluvial y aunque tenemos un canal, no es lo mismo", lamenta Persoons en declaraciones a EFE.
El río fue completamente cubierto entre 1867 y 1871 por motivos de higiene y urbanismo ya que Bruselas se encontraba sobrepoblada, y el Senne era visto como la causa de todos los males, particularmente de contribuir a la propagación del cólera.
Gracias al trabajo de las depuradoras y los diferentes tratamientos que ha recibido el río, actualmente dispone de las condiciones aptas para ver de nuevo el cielo, o más bien las nubes, a su paso por Bruselas.
"Era una cloaca abierta en ese entonces, donde se propagaban las enfermedades, pero ahora tenemos alcantarillas, controlamos la calidad del agua y tenemos todos los medicamentos necesarios para prevenir la propagación de enfermedades. Así que era una época completamente distinta, ya no creará ningún problema higiénico", asegura la secretaria de Estado.
También explica que las obras se realizarán en el norte de la ciudad, a escasos metros de la bulliciosa estación Norte bruselense, ya que las condiciones urbanísticas lo permiten, a diferencia de zonas como el centro de Bruselas, donde las numerosas edificaciones imposibilitan una actuación de ese tipo.
En la zona seleccionada, rodeada de viviendas y oficinas de construcción relativamente reciente por su aspecto, se observan las diferentes zonas verdes que atraviesan intermitentes de norte a sur el barrio y que según explica Persoons estarán unidas tras el proyecto con el río como elemento vertebrador.
Las obras comenzarán el primer semestre del año próximo con el objetivo de que el Senne vea la luz en 650 metros de su recorrido, con una anchura que variará de 4 a 16 metros, según el nivel del agua.
Estas actuaciones, cuyo coste "es caro", dice Persoons sin precisar el montante, formarán parte de un proyecto mayor con un presupuesto de 40 millones de euros que tendrá como objetivo reurbanizar la zona.
"Ahora es un distrito comercial, pero queremos construir más viviendas ya que es uno de los barrios que en los próximos 10 años se transformará enormemente", destaca la dirigente política.
También se plantarán más de 550 árboles en ese nuevo parque y más de 20,000 metros cuadrados se convertirán en espacios verdes.
Las obras, detalla Persoons, llevarán unos cuantos años dada la magnitud y naturaleza del proyecto, pero Bruselas aguardará paciente como lo lleva haciendo los 150 años en los que su río ha estado enterrado.