Un estudio del japonés Instituto de Ciencia y Tecnología de Okinawa (OIST) que publica Journal of Experimental Biology sugiere que los peces payaso que forman sus colonias en la anémonas (Amphiprion ocellaris) pueden ser más conscientes de lo que se pensaba.
La capacidad de determinar la amenaza que representa otro pez en función del número de las franjas blancas en el lomo les permite defender su morada de los intrusos que podrían tratar de desalojarlos, mientras que prestan menos atención a los que no están interesados en su hábitat.
El pez payaso permite que muchas especies visiten su anémona, pero si un miembro de su propia especie que no forma parte de la colonia entra en ella, el ejemplar más grande, conocido como alfa, controlará agresivamente y ahuyentará al intruso.
El equipo realizó varios experimentos con una colonia de juveniles peces payaso que se mostraron más agresivos y durante más tiempo con aquellos que, como ellos, tienen tres franjas blancas verticales.
Los comportamientos agresivos fueron menores antes peces con una o dos rayas y menos aún frente a los que no tiene franjas, “lo que sugiere que son capaces de contar el número de barras para reconocer la especie del intruso", explicó la autora principal del estudio, Kina Hayashi, del OIST.
Los experimentos se realizaron con un grupo de peces payaso anémona de unos seis meses criados en el laboratorio para asegurarse de que nunca habían visto otras especies de peces.
El equipo observó las reacciones de la colonia ante otros como el pez anémona de Clarke (A. clarkii); el pez payaso querubín (A. sandaracinos) y el payaso ensillado (A. polymnus), así como ante su propia especie.
Los peces fueron colocados en cajas dentro de un tanque con una colonia de peces anémona payaso y observaron con qué frecuencia y durante cuánto tiempo miraban agresivamente y rodeaban la caja.
La mayor reacción fue contra los de sus propia especie (con tres franjas blancas), con los que se enfrentaron hasta en un 80 % de las veces.
El resto de especies fueron mejor tratadas. El payaso querubín -sin franjas laterales- fue el que salió mejor parado, pues casi no sufrió ataques, mientras que el payaso de Clarke y el ensillado -con dos o una franja- fueron intimidados levemente.
El segundo experimento se realizó con discos de plástico pintados con franjas y el resultado fue similar. Los modelos de plástico con dos barras fueron atacados con algo menos de frecuencia, que los de tres, mientras que los que tenían una o ninguna franja recibieron la respuesta menos agresiva.
Estas pruebas llevaron a los investigadores a sugerir que los peces parecen contar el número de rayas blancas verticales para determinar su nivel de agresión hacia los visitantes.
Además, descubrieron que las colonias de peces payaso anémona tienen una estricta jerarquía para determinar qué miembro se encarga de atacar y espantar al intruso.
En la naturaleza, una colonia suele estar formada por una hembra alfa, un macho beta y varios juveniles gamma. La posición social dentro del grupo viene determinada por diferencias muy ligeras de tamaño.
Aunque los investigadores utilizaron peces inmaduros que aún no se han metamorfoseado en machos o hembras, observaron la misma jerarquía basada en el tamaño, en la que el juvenil de mayor tamaño asumía el papel de alfa y lideraba la carga contra el intruso.