Este es el principal mensaje del informe que publica este martes el "lobby" (grupo de presión) de las energías renovables Ren21, que se inqueta por la "falta de atención" por esos vectores energéticos, pero también por la insuficiente diversificación tecnológica, más allá de la solar y la eólica.
También por los cuellos de botella para el despliegue de redes eléctricas, que son imprescindibles para transportar la corriente generada en los nuevos parques renovables, y que cada vez se ven más frenados por largas y complejas tramitaciones administrativas, pero también por la creciente emergencia de grupos de oposición entre las poblaciones que deben atravesar.
Ren21 recuerda que la calefacción supone el 49 % de la demanda energética y los combustibles, sean sólidos, líquidos o gaseosos, un 29 %, mientras significa únicamente el 22 % en la electricidad, que es donde verdaderamente las renovables están teniendo un desarrollo prometedor.
Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), en 2022 las renovables suponían un 29 % de la electricidad producida en el mundo, y ese porcentaje subirá al 35 % en 2025, básicamente en detrimento del carbón y del gas.
CALEFACCIÓN Y COMBUSTIBLES, PARIENTES POBRES DE LAS RENOVABLES
La asociación de las renovables (que reúne a empresas, expertos científicos y gubernamentales y ONG) destaca que en conjunto las energías verdes solo cubren el 12.7 % del total del sistema energético global. Porque en la calefacción y en los combustibles no significan más que el 9.2 % y el 3.6 %, respectivamente.
Es verdad que la AIE anticipa una creciente electrificación del sector del transporte e incluso de la calefacción, con el tirón que ya se constata de las ventas de bombas de calor, de forma que ese porcentaje subirá a alrededor del 50 % para 2050.
Pero la directora general de Ren21, Rana Adib, pone el acento en el otro 50 % de la demanda que a mediados de siglo seguirá sin estar electrificado, y que supone un gran reto para que ganen espacio las renovables.
En declaraciones a EFE, Adib señala que hay vías de desarrollo posible conocidas, como la geotermia y la biomasa para la calefacción, y los biocombustibles pero sobre todo los combustibles sintéticos para la aviación, y también para el transporte terrestre, eso tomando como base el hidrógeno verde.
El problema es que en la actualidad únicamente el 5 % del hidrógeno utilizado por la industria o el transporte es de origen verde, lo que significa que el 95 % restante se produce con combustibles fósiles, y por tanto contribuye al calentamiento climático.
Por eso, una de las prioridades para el grupo de presión de las renovables es acabar con las subvenciones a esos combustibles fósiles.
Por lo que se refiere a la electricidad, la AIE prevé que este año las nuevas instalaciones de renovables que entrarán en servicio en el mundo aumentarán en más del 30 % en 2023 y representarán 440 gigavatios, lo que equivale a capacidades superiores a las que ya existen en Alemania y en España juntas.
PERMISOS MUY LARGOS Y COMPLEJOS
REN21 considera que ahí los esfuerzos también deben acelerarse, sobre todo en la concesión de permisos para nuevos parques y en la construcción de redes.
Afirma que hay proyectos de renovables por una capacidad de un teravatio que están a la espera de ser construidos o conectados a la red debido a retrasos en autorizaciones o por falta de inversión en las redes.
Otro motivo de preocupación es la concentración de los proyectos de electricidad renovable en dos tecnologías, la solar y la eólica, que por sí solas suponen el 92 % del total. La hidroeléctrica, la geotérmica, la bioenergía o la maremotriz y otras no pesan más que un 8 %.
La concentración es igualmente geográfica. En 2022, un 55 % de la inversión en renovables se produjo en China, un 11 % en Europa y un 10 % en Estados Unidos. Regiones del mundo tan pobladas como África y Oriente Medio únicamente captaron un 1.6 %.