Inspirada en el templo milenario Kiyomizudera de Kioto (oeste de Japón), la construcción está compuesta por unos 27,000 metros cúbicos de madera tanto local como importada, que incluye cipreses y cedros japoneses además de pinos rojos europeos, lo que trata de simbolizar este encuentro mundial.
Emblema de unión y punto de encuentro
El anillo, fruto de la combinación de la historia y la tradición niponas con la modernidad y las nuevas tecnologías, se presenta como el emblema de esta cita y un punto de encuentro para todos los asistentes.
"Todo el mundo puede reconocer este como un lugar donde hay muchos países reunidos", explicó el pasado enero a los medios el arquitecto del anillo, Sou Fujimoto, sobre la simbología de unión ante las adversidades que lleva intrínseca esta construcción.
El significado de este anillo es especialmente relevante si se tiene en cuenta el contexto internacional actual, marcado por grandes conflictos bélicos como las guerras entre Rusia y Ucrania o Israel y Palestina, o económicos como los desencuentros comerciales con Estados Unidos.
Fujimoto espera que este símbolo de la Expo envíe un mensaje sobre la importancia de formar vínculos en un mundo que está cada vez más dividido porque es importante "pensar en nuestro futuro juntos".
Una técnica arquitectónica milenaria resistente a los terremotos
Este anillo de madera ha sido construido siguiendo una técnica japonesa que no contempla el uso de tornillos o clavos ni otros materiales para sujetar las vigas de madera. Las piezas verticales son atravesadas por otras horizontales que las sujetan, al igual que ocurre en el escenario exterior de la principal sala del templo de Kioto en el que se inspira y que podrá verse ahora a gran escala en Osaka.
La técnica es conocida como 'nuki', un concepto japonés que hace referencia a la forma en que los rieles de madera pasan a través de los pilares hasta formar una especie de andamio altamente resistente a los desastres naturales tan comunes en Japón.
El Grand Ring está preparado para sobrevivir a los terremotos, tifones y olas de calor que puedan tener lugar durante los meses que dura la Expo.
Las vigas disipan las vibraciones características de los terremotos, lo que explica que el Kiyomizudera de Kioto, Patrimonio de la Humanidad de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) desde 1994, continúe en pie más de 1.200 años después de su creación, aunque ha sido restaurado y reconstruido en múltiples ocasiones.
El futuro de la madera
A Fujimoto le gustaría que, al menos de forma parcial, la estructura permaneciese en su ubicación actual aunque es una situación compleja porque el terreno sobre el que se alza pertenece a la ciudad de Osaka pero la construcción en sí pertenece a la Asociación Japonesa para la Expo.
El futuro del aro aún no se conoce a ciencia cierta, pero a su creador le gustaría que, de no permanecer donde se encuentra, la madera se reutilizara de forma creativa siguiendo el tema de la Expo: 'Diseñando la Sociedad del Futuro para Nuestras Vidas'.
Además, la estructura es fácil de desmontar gracias a la técnica arquitectónica utilizada porque históricamente las construcciones japonesas se desarmaban y eran trasladadas a otro lugar.
La Expo de Osaka abrirá sus puertas al público del 13 de abril al 13 de octubre de 2025 en la isla artificial de Yumeshima, situada en la bahía occidental de Osaka. Se espera que el evento reciba alrededor de 28 millones de visitantes, de los cuales 3.5 millones serían extranjeros, con un impacto económico estimado en 2 billones de yenes (unos 12,000 millones de euros).