Estas dos organizaciones, en un estudio sobre los costos de generación de la electricidad, anticipan un precio de 30 dólares por tonelada de CO2 en el horizonte de 2015, un nivel que "no es suficiente para dar una ventaja decisiva a las tecnologías de baja emisión de carbono", señaló el director ejecutivo de la AIE, Nobuo Tanaka en conferencia de prensa.
Para que se cumpliera el objetivo internacional de limitar a 450 por millón las partículas de CO2 -y contener así el calentamiento global-, el precio de la tonelada de CO2 tendría que elevarse a 50 dólares en 2015 y a 110 dólares en 2030, añadió Tanaka.
Insistió en que "la acción gubernamental es clave para reforzar la competitividad" de las tecnologías que emiten pocos gases de efecto invernadero (como las renovables o la nuclear), aunque no quiso privilegiar un instrumento en particular, y se limitó a recordar que hay una paleta de posibilidades, incluidos los impuestos.
El director general de la AEN comentó, por su lado, que los precios del carbono no van a depender sólo de las decisiones particulares de los gobiernos, sino también de la materialización de los objetivos internacionales para luchar contra el cambio climático.
Los autores del informe ponen el acento en que "cuanto más pronto puedan tomarse decisiones sobre la mitigación del cambio climático y se ofrezca mayor certidumbre en la regulación, menor será el riesgo de las inversiones en nuevas plantas de generación de electricidad".
"Un régimen estable para al menos 10-15 años es necesario para inducir una inversión" en tecnologías menos contaminantes en la electricidad, añaden en lo que constituye un llamamiento al cierre de un acuerdo en las negociaciones climáticas, tras el fiasco de la conferencia de Copenhague en diciembre.
Los resultados del informe muestran que, con las condiciones consideradas, la tecnología de generación de electricidad más barata en el horizonte de 2015 es la nuclear, seguida de la térmica con plantas de carbón, si los costos de financiación se mantienen bajos (un tipo de interés del 5 por ciento).
Si los costos de financiación subieran a una media del 10 por ciento, las plantas de carbón, seguidas de las plantas de ciclo combinado de gas pasarían a ser las más eficientes en términos económicos.
La AIE y la AEN, en todo caso, insistieron en que "ninguna tecnología" se puede erigir como la más barata en toda circunstancia, y que en términos globales las centrales nucleares, las térmicas de carbón o de gas y las plantas eólicas son competitivas.
Los costos de producción son en términos generales más caros en Europa que en las otras dos regiones consideradas en el estudio (Norteamérica y Asia-Pacífico), sobre todo por el tipo de cambio retenido, que es la media constatada en 2008: 0,68 euros por dólar.
No obstante, también hay otras razones que explican las diferencias de precio de cada tecnología. Así, el costo más elevado del megavatio nuclear en Europa que en Estados Unidos tiene que ver con que en este último país la posición sobre la construcción de nuevas plantas es más clara, mientras que en el Viejo Continente los inversores están confrontados a más incertidumbre.
Para la producción de electricidad térmica, los países europeos en su inmensa mayoría tienen que importar la materia prima (el carbón o el gas), lo que encarece el proceso.