Corea del Sur, uno de los países que expresó inicialmente su preocupación por el vertido desde la central accidentada, confirmó de este modo que no ha observado ningún efecto de esa medida en los niveles de radiactividad marina, tras llevar a cabo 49,633 test en sus aguas desde finales de agosto de 2023.
"No ha habido ni un solo caso en el que se hayan excedido los límites de seguridad en los test en nuestras aguas y productos pesqueros", señaló en un comunicado el responsable de coordinación política del Ejecutivo surcoreano.
La misma fuente señaló que tampoco se han detectado muestras de "preocupación pública" significativa, como podría ser por ejemplo un declive marcado del consumo de productos marítimos.
El Ejecutivo continuará monitorizando el vertido desde la central nuclear japonesa para asegurarse de que todo va según lo previsto y que se ajusta a los estándares internacionales de seguridad, añadió Kim.
La operadora de la planta está vertiendo al Pacífico más de 1.32 millones de toneladas de agua contaminada de radioisótopos que se genera en las instalaciones nucleares, tras ser procesada para retirarle la mayoría de esos materiales altamente radiactivos y diluida en agua marina, un proceso que se prolongará varias décadas.
La descarga comenzó el 24 de agosto de 2023 y generó entonces críticas por parte de cooperativas pesqueras niponas y de países vecinos, sobre todo de China, que a raíz de ello aplicó también un veto a la importación de productos pesqueros japoneses.
El vertido está siendo supervisado por el Organismo Internacional de Energía Atómica, que considera que el plan nipón se ajusta a los estándares de seguridad del sector y los vertidos "graduales y controlados" tendrán un impacto radiológico "insignificante" en personas y medioambiente.
Hasta la fecha se han completado siete descargas de agua contaminada y procesada, y en estos momentos y hasta el próximo 25 de agosto se está llevando a cabo la octava, consistente en 7,800 toneladas de líquido depurado.
Por el momento ni la OIEA ni los laboratorios independientes de todo el mundo que están tomando muestras de aguas próximas a la central y de otros puntos del Pacífico han detectado niveles de radiactividad por encima de los límites considerados seguros.